La cal es un material fundamental en diversas industrias, lo que ha llevado a su producción a gran escala en muchos países.
Se utiliza en la fabricación de vidrio y en la elaboración de morteros, que son esenciales para la construcción de paredes de ladrillo y piedra.
Su capacidad para cementar al reaccionar con el aire la convierte en un componente valioso, aunque su uso en acabados de paredes es limitado debido a su lenta solidificación.
Además, ciertas calidades de cal aportan plasticidad, mejorando la facilidad de aplicación.
aplicaciones y usos de la cal
Son tan numerosas que obligan a todos los países a producirla en gran escala. Tanto la cal viva ordinaria como la dolomítica se usan en la fabricación del vidrio. El mortero, arena mezclada con cal apagada o lechada y un exceso de agua, se emplea para levantar paredes de ladrillo o de piedra; es frecuente añadirle algo de cemento para aumentar su resistencia. El mortero de cal cementa al secarse y recombinarse lentamente su hidrato cálcico con el anhídrido carbónico del aire para reconstituir el carbonato cálcico; los productos finales no tienen gran consistencia. La cal apenas se emplea para el revoco de paredes de viviendas porque solidifica muy lentamente, a menos que se mezcle con yeso para el acabado blanco final. Algunas calidades especiales de cal apagada dan a estas mezclas mayor plasticidad; por tal se entiende la propiedad de poderse extender fácilmente; en este sentido son muy apreciadas algunas cales hidratadas dolomíticas.
La cal es el álcali más barato; para usos químicos suele partirse de un carbonato cálcico muy puro; como reactivo químico es un generador de iones OH. Suele expenderse en forma de cal hidratada. La lechada de cal es una suspensión acuosa espesa con un exceso en el contenido de hidróxido cálcico; es la forma más corriente de emplear la cal en la industria química. Conforme el hidrato cálcico disuelto se consume en la reacción química, una parte del que está en suspensión pasa a disolverse y produce con ello un aporte continuado y constante de solución saturada de hidróxido cálcico. La solubilidad de éste en el agua es muy pequeña, del orden del 0,10 al 0,15 %; esta solución, llamada Agua de cal, tiene muchas aplicaciones medicinales.
La cal se emplea para precipitar las impurezas (defecación) de los jugos azucarados de remolacha y de caña; recuperar el azúcar puro de las melazas de remolacha; transformar el carbonato sódico en hidróxido sódico (caustificación); aumentar el rendimiento de alúmina de la bauxita; fabricar ladrillos silíceos y carburo de calcio; precipitar el hidróxido magnésico del agua del mar y salmueras; purificar aguas industriales y residuales; curtir pieles; fabricar insecticidas y productos alimenticios, refinar petróleo, fundir metales y otros muchos menesteres. En agricultura se consumen grandes cantidades de cal para corregir la acidez de ciertos suelos (encalado), aunque para este mismo objeto sirve también la caliza molida, mucho más barata.
El comercio de la cal tiende actualmente a emplearla y transportarla en forma de cal apagada, que puede envasarse en sacos de papel y queda lista para su uso con sólo agregarle la cantidad de agua requerida en cada caso; de esta forma se altera menos que la cal viva y no hay peligro de que se quemen los sacos si accidentalmente entran en contacto con el agua. Los gastos que origina su elaboración posterior en esta forma son también menores.