El término arbitradero y su forma femenina arbitradera son adjetivos que se consideran anticuados y en desuso.
Se relacionan con la idea de algo que es arbitrable, es decir, que depende del arbitrio o juicio personal de alguien.
Aunque hoy en día su uso es raro, estas palabras evocan un sentido de flexibilidad y subjetividad en la toma de decisiones, reflejando una época en la que el arbitrio tenía un papel más destacado en el lenguaje cotidiano.