Diminutos árboles conseguidos artificialmente con fines ornamentales. Se obtienen plantando semillas en pequeños tiestos de tierras pobres; con injertos en cepas enanas de crecimiento lento; o, en China, cortando un anillo de corteza en alguna rama portadora de frutos y cubriendo la parte, descortezada con arcilla ligeramente húmeda. Cuando las raíces han prendido se corta la rama y se planta en tierra pobre. Los árboles enanos son adornos predilectos de jardinería en China y Japón. A veces alcanzan una altura de sólo 15 cm, lo que no impide su longevidad.
En los frutales enanos: manzanos, melocotoneros, perales, ciruelos y cerezos, se emplea el injerto de escudete para asegurar la más eficaz unión del tronco y el vástago; en lo demás se emplean los mismos métodos que en la propagación de otros árboles enanos. Los mejores patrones para el cultivo de manzanos enanos son los de las especies «paraíso» y «doucin». Para conseguir perales enanos se emplean las raíces del membrillero. Para el ciruelo los patrones más prometedores son los de la especie Prunus pumita y Prunus besseyi, y para el melocotonero los de la Prunus cerasifera.