El término arboribonzo se refiere a un sacerdote vagabundo en Japón, conocido por su estilo de vida errante y su dependencia de la limosna.
Este personaje se distingue por llevar un gorro puntiagudo hecho de corteza de árbol, que simboliza su conexión con la naturaleza y su rechazo a las comodidades materiales.
Su existencia refleja una tradición espiritual que valora la simplicidad y la búsqueda de la iluminación a través de la renuncia.