La Armada Invencible es una denominación clásica que se ha popularizado, aunque no refleja con precisión la realidad histórica.
Este término se refiere a la Gran Armada, una expedición planeada por Felipe II para castigar a Inglaterra por los ataques de piratas como Drake y la hostilidad de Isabel I.
El marino Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, fue convocado para liderar esta misión, que se consideraba viable y necesaria para proteger los intereses españoles.
Conservamos esta denominación, ya clásica, aunque no la estimamos exacta, porque así se la conoce universalmente, si bien a ninguno de los historiadores contemporáneos se le ocurrió llamar de ese modo a la Gran Armada, como lo hicieran después, con fines bastardos, los autores de la «Leyenda Negra». Hacía tiempo que Felipe II meditaba una expedición contra Inglaterra para castigar los repetidos ataques piráticos de Drake y la mala voluntad de Isabel I hacia España y sus establecimientos.
Para ello llamó al marino más reputado de aquel tiempo, Alvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, para pedirle su opinión y éste consideró que el efectuar la invasión de Inglaterrá era no sólo empresa posible, sino fácil. Ofrecía encargarse dél mando dé la Armada y de dirigir la invasión, porque era conveniente que todo dependiera de una sola persona. Aunque se comenzó a tratar del asunto a raíz de la expedición de Drake contra Florida (1586), se aplazó su ejecución para no dejar a España expuesta a ataques de igual clase en caso de un fracaso. La ejecución de María Estuardo en 1587 hizo que se volviera a pensar en la empresa y como, mientras se preparaba, murió Bazán, quizá del pesar que le produjeran ciertas palabras poco meditadas del Rey (enero 1588), éste pudo poner al frente de la Armada, al Duque de Medinasidonia, incapaz de dirigirla,. pero que no se opuso a que Alejandro Farnesio tomara el mando de las tropas en tierra, que era lo que siempre quiso Felipe II. La Flota, de 130 buques, con 8253 marinos y 2088 remeros, más 19295 hombres de guerra, zarpó de Lisboa el 20 de mayo de 1588, pero sus barcos, a propósito para la ruta de Indias, no podían resistir los temporales de los mares europeos. La Flota inglesa, mandada por Lord Howard de Effingham, era más ligera y mejor artillada que la española: en el primer encuentro (21 julio) se advirtió su superioridad en maniobrar sobre la nuestra. El mar no fue favorable a ésta: ya una. tormenta cerca del Cabo Finisterre perjudicó a sus buques. El 22 de julio salió, por segunda vez, de La Coruña y con sus grandes buques par recía una fortaleza flotante. El viento era favorable. Si hubiera atacado entonces a la Escuadra inglesa, la hubiera vencido, pero Medinasidonia declaró a sus capitanes, deseosos de luchar, que el Rey le había mandado no dar la batalla hasta que se reuniera con Farnesio.
Este mandato fue la segunda equivocación que hizo fracasar la empresa por perderse ocasión tan favorable. El 23, en ligero combate, se perdió el buque insignia de Recalde. La Escuadra se refugió en Calais. Farnesio se negó a embarcar mientras el mar no estuviera despejado de buques holandeses e ingleses que vigilaban la costa y el canal. En éste, los pequeños y ligeros buques ingleses fueron los que dominaron la situación. El 28, ante la superioridad inglesa y el temor a los brulotes incendiarios que se les lanzaba, así como la incapacidad de la artillería española, la Armada se internó en el Mar del Norte. En la noche del 8 al 9 de agosto, los brulotes ingleses sembraron la confusión en la Escuadra, se perdieron 15 buques y 5000 hombres. La tormenta empujó a los otros hacia el N y Medinasidonia no se atrevió a regresar por el canal: navegó alrededor de las Islas Británicas, sembrando el mar y sus costas con los restos dé sus navios. Sólo regresaron a España 6 . de éstos y 10000 hombres. Felipe II dijo al recibir la noticia del fracaso: «Doy gracias a Dios por haberme dado medios para poder sufrir fácilmente una pérdida semejante y porque todavía estoy en situación de volver a construir otra Flota tan grande. Una rama ha sido cortada, pero todavía está verde el tronco y puede producir otras nuevas».