Ramsés II, también conocido como Ramsés el Grande, fue uno de los faraones más importantes del antiguo Egipto. Durante su reinado, que tuvo lugar aproximadamente en el siglo XIII a.C., Ramsés II se consideraba a sí mismo un semidiós y mantenía una estrecha relación con los dioses de la mitología egipcia.
En el antiguo Egipto, los faraones eran vistos como intermediarios entre los dioses y los seres humanos. Ramsés II se autodenominaba "Hijo de Ra", el dios del sol, y se le atribuía un linaje divino. Se creía que los faraones tenían una conexión especial con los dioses y que su poder y autoridad derivaban de ellos.
Ramsés II construyó numerosos templos dedicados a diferentes deidades egipcias, incluyendo Amón-Ra, Ptah y Atón. Estos templos eran lugares de culto y adoración, donde se realizaban rituales religiosos y se ofrecían sacrificios a los dioses. Ramsés II también encargó estatuas y relieves que representaban su relación con los dioses, mostrándose a menudo junto a ellos en actitudes de veneración.
Además de su papel religioso, Ramsés II también se consideraba un dios en vida. De hecho, su reinado se caracterizó por una intensa propaganda que buscaba exaltar su figura y su conexión divina. Se le representaba con rasgos físicos ideales y se le atribuían hazañas sobrehumanas.
En resumen, Ramsés II mantenía una estrecha relación con los dioses del antiguo Egipto, considerándose a sí mismo un semidiós y actuando como intermediario entre los dioses y los seres humanos. Su reinado estuvo marcado por una intensa actividad religiosa y una constante exaltación de su figura divina.
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