La Arquitectura Antigua de Alemania refleja una rica herencia cultural, marcada por la escasez de vestigios de la época precarolingia.
Los templos-gruta teutónicos de Suabia y los restos de la civilización romana contrastan con las primeras iglesias cristianas de Renania, que muestran influencias orientales.
Durante el reinado de Carlomagno, se impulsó una notable actividad constructora, dando paso a la edificación de iglesias y monasterios, donde se consolidaron los estilos románico y gótico.
Arquitectura Antigua De Alemania
Muy pocos vestigios de arquitectura precarolingia subsisten en Alemania. Los templos-gruta teutónicos, como los de la región de Suabia, contrastan con los pocos restos de acueductos, termas y edificios públicos que la civilización romana levantó a lo largo de algunos ríos. Los restos de las iglesias cristianas que se alzaron en Renania durante el siglo vi presentan plantas de traza poligonal, que recuerdan las arquitecturas orientales.
Una importante y ordenada actividad constructora surgió en tiempos de Carlomagno (768-814) quien extendió el Cristianismo desde Renania hasta Sajonia y alentó a los monjes cultos a establecerse a lo largo del país. Entonces se inició la edificación de iglesias, baptisterios, catedrales y monasterios (en algunos había también escuelas, dormitorios y granjas). El estilo románico, introducido en Alemania en el siglo viii por monjes procedentes del S de Francia, se extiende hasta mediados del siglo xiii, época en que el estilo gótico había ya alcanzado su ápice en Francia.
La catedral de Aquisgrán (796-804), donde reposan los restos de Carlomagno, es el más antiguo de los monumentos alemanes importantes; en ella eran coronados los emperadores del Sacro Imperio Romano. El edificio original, que recuerda a San Vital de Rávena, es un polígono de 16 lados, coronado por una cúpula octogonal, con la entrada flanqueada por torres. El monasterio de St. Gall (820), aunque se encuentra en Suiza, es un establecimiento monástico típicamente alemán, proyectado con fines autárquicos. Las iglesias románicas alemanas muestran gran originalidad en la pintoresca distribución de las masas. Con frecuencia se construían ábsides en ambos extremos de la nave mayor y entradas muy pequeñas a los lados de las laterales. Difieren considerablemente de sus prototipos franceses, cuya entrada occidental —amplia, moldurada y ornada de esculturas— es muy característica. Las iglesias triabsidales forman otra variedad. Poderosas torres poligonales o redondas, a menudo cubiertas de piedra, flanquean los ábsides occidental y oriental o una simple torre occidental rivaliza con las dos torres gemelas del E. En el tramo central del crucero se eleva una torre más amplia y baja, de planta poligonal. La abadía Gemrode (958-1050); las catedrales de Worms (1110-1200), Speyer (1030) y Maguncia (1036); la abadía de Laach (1093-1156); las iglesias de Colonia: la de los Apóstoles, Santa María en Capitolio, San Martín y San Cuni-berto; y la catedral de la antigua ciudad histórica de Tréveris (1016-47) son, o por lo menos fueron hasta la II Guerra Mundial, ejemplos de enorme desarrollo de la cultura cristiana en el suelo alemán. En el N de Alemania, que carece de piedra, se construyeron iglesias de ladrillo, como la catedral de Lü-beck (1173), una de las más antiguas.
- Estilo gótico. La catedral de Colonia, comenzada en 1248, señala la introducción del estilo gótico en Alemania. Su constructor, Meister Gerhard, al que siguieron Meister Arnold y Meister Johann (conocido en España por Juan de Colonia), inspiróse en la catedral de Amiens. De esta manera Francia septentrional cedió a Alemania el estilo gótico, al igual que Francia meridional le había cedido el románico. La semilla gótica cayó en suelo fértil. En tal forma fue modificado el estilo por constructores y artesanos alemanes que muy pronto adquirió características nacionales. Una de las ideas originales alemanas fue la iglesia de tipo salón, con tres naves de igual altura. Así como en otras iglesias góticas las naves laterales están cubiertas por armaduras independientes, sobre las que aparecen los muros de la nave mayor y sus ventanas con celosías, las iglesias de tipo salón tienen una cubierta única y carecen por tanto de triforios y arbotantes. Como consecuencia presentan un exterior más macizo; sin embargo, las ventanas sumamente alargadas y estrechas, abiertas en muros más altos, producen impresión de gran altura. A este tipo pertenece la catedral de San Esteban de Viena (1300-1510), que tiene la peculiaridad de poseer torres sobre el crucero, aunque sólo se terminó una; Santa Isabel de Marburgo (1233-83); la iglesia de Nuestra Señora de Nuremberg (1354-61); San Esteban de Maguncia (1257-1328); San Quintín de Maguncia; San Lamberto de Hildesheim y muchas otras. Las más famosas entre las de naves de diferentes alturas son las catedrales de Colonia (1248-1322), Ulm (1377-1477), «en la que se podían sentar más personas de las que vivían en la ciudad», Ratisbona (Regensburgo, 1275-1534),. Friburgo (1283-1330) y otras muchas. Se encuentran a menudo, lo mismo que en templos románicos, un ábside occidental o una sola torre occidental. La carencia de capillas en tomo a las naves proporciona espacio para mayor número de ventanas desde el suelo hasta la bóveda, lo que acentúa la sensación de elevación. El plano de tres ábsides, que se aprecia, por ejemplo, en la iglesia de Santa Isabel de Mar-burgo, es otra innovación del gótico alemán (y románico), en que se añaden ábsides a ambos extremos del crucero y al presbiterio. Las torres, rematadas invariablemente por agujas, se elevan a gran altura. Las agujas occidentales de la catedral de Colonia se alzan a 155 m y no se terminaron hasta el siglo xix, con arreglo a los primitivos planes medievales. La única torre occidental de la catedral de Ulm tiene 160 m de altura. Las típicas y esbeltas pirámides, con adornos en forma de hojas con tracería a los lados, aunque a veces resultan monótonas por la repetición de motivos semejante, producen un efectos de increíble ingravidez.
Cuando Alemania septentrional deseó expresar el sentimiento gótico en materiales locales, empleó con gran ingeniosidad el ladrillo. Se idearon distintos modelos para dar sensación de ligereza a los muros de ladrillo, de ordinario monótonos. Molduras, tracerías y esculturas de barro cocido animaban la silueta.
El gótico alemán ofrece un maravilloso trabajo de artesanía y detalles exquisitos, a menudo superiores al plan general, que a veces carece de refinamiento en las proporciones. Por ejemplo, la catedral de Colonia, que cubre una superficie de más de 8300 m2, con una nave de 45 m de altura, queda empequeñecida por la magnitud de las enormes torres gemelas; las alas resultan bajas en comparación con la altura de la nave. Sin embargo, lo mismo que todas las demás iglesias góticas alemanas, es un impresionante monumento, cuya fantástica masa y elevadas formas dominan toda la región.
- Edificios civiles. El incremento de las urbes motivó la construcción de casas consistoriales o ayuntamientos en todas las ciudades. Los ayuntamientos góticos de Colonia, Münster, Ratisbona, Ulm, Lübeck, etcétera, se utilizaron hasta la II Guerra Mundial. Algunas ciudades, como Lübeck y Nuremberg, conservaron impresionantes puertas militares de ingreso, que en la mayoría de los casos fueron derribadas al demolerse las murallas.
Impuestos por las condiciones climáticas, las cubiertas inclinadas y los amplios ventanales son acusadas características de los edificios alemanes de todos los estilos. La aduana medieval de Nuremberg tan sólo tiene tres pisos, pero en su muy pendiente cubierta se albergan otros seis de dormitorios.
En la arquitectura doméstica la parte inferior de la casa es de albañilería y sobre ella se alzan en saledizo los pisos superiores de madera. Si la cumbrera del tejado es paralela a la calle, aparecen buhardillas de formas variadas (Nuremberg). Sin embargo, normalmente la cumbrera suele ser normal a la calle y un alero ricamente ornamentado corona el frente (Ro-tenburgo, Landshut, etc.). Este alero se conservó durante todo el Renacimiento alemán.
Los castillos, encaramados en las cumbres de las colinas, en busca de una situación defensiva favorable, se identificaban orgánicamente con el lugar. Buen ejemplo ofrecen el castillo de Meissen, la ciudad fortificada de Rotenburgo y el castillo de Marien-burgo, colonia de monjes alemanes en territorio eslavo.
La raigambre que románico y gótico adquirieron en suelo alemán mantuvo desplazado al Renacimiento, cuyo espíritu latino no concordaba con el carácter alemán, por lo que no encontró intérpretes adecuados entre los arquitectos germanos hasta la aparición del barroco. El Renacimiento llegó a Alemania en el siglo xvi y se empleó al principio en algunos anexos de ayuntamientos y castillos góticos. El Heinrichsbau (1556-63) del castillo de Heidelberg es uno de los pocos edificios amplios del siglo xvi. El Renacimiento Medio del siglo xvii es más rígido y se separa del pensamiento gótico. El palacio de Stuttgart inspiróse directamente en el Renacimiento italiano, pero el Friedrichsbau de Heidelberg (1601-07), la Pellerhaus de Nuremberg (1605), la Gewandhaus de Brunswick y el Ayuntamiento de Bremen (1612) muestran todos ellos los característicos aleros inclinados y órdenes superpuestos que desaparecen entre adornos. Figuras grotescas remplazan a menudo las pilastras. Los ayuntamientos y las casas muestran de vez en cuando arcadas abiertas al nivel de la calle. Porches abovedados rodean frecuentemente los patios interiores.
- Arquitectura protestante. Como esta época fue la de rebeldía luterana contra Roma, cesó casi totalmente la construcción de edificios religiosos. En el N de Alemania sé adaptaron antiguas iglesias al culto protestante. Las pocas iglesias construidas en la Austria católica y el S de Alemania muestran una extraña mezcla de gótico y renacimiento. Al igual que los edificios seculares, contrastan con la clásica dignidad del Renacimiento italiano.
Las guerras religiosas, que culminaron en la Guerra de los Treinta Años (1618-48), explican la escasa actividad constructora de finales del siglo xvi y principios del xvii. En el siglo xviii surge el espléndido barroco alemán, que erigió suntuosos palacios, rodeados de bellos jardines a imitación de los de Versalles, como la residencia de Wurzburgo, el Zwinger de Dresde, los palacios de Viena y Schoenbrum. Las iglesias de Austria y Alemania del S, como la de San Carlos de Viena, Neumünster de Wurzburgo, la iglesia y monasterios de Melk, etc., muestran el mismo esplendor que los edificios seculares. La puerta de Brandeburgo de Berlín y el castillo de Weimar son ejemplos del Renacimiento clásico.
El ecléctico siglo xix motivó la aparición en Prusia del «barroco guillermino», de mal gusto por excesivamente recargado; por el contrario, los reyes bávaros eligieron para Munich un estilo renacentista digno y puro y un gótico fantástico para sus castillos campestres.
- Funcionalismo. Gracias a determinadas personalidades que decidieron dar nueva expresión a las nuevas formas de vida y a los últimos materiales, la arquitectura alemana del siglo xx nos brinda un aspecto muy significativo. H. Van der Velde, Otto Wagner, Peter Behrens, Adolf Loos y Hans Poelzig fueron algunos de los precursores que iniciaron la formación de un plan funcional inspirado en las ideas y edificios que Frank Lloyd Wright creara en Norteamérica. Walter Gropius fundó la Bauhaus, en Dessau y Weimar, escuela experimental arquitectónica para «reformar desde las almohadas hasta la planificación de las ciudades». El funcionalismo alemán, enérgica rebelión contra la ornamentación sobrecargada, se pasó de la raya al expresar exclusivamente la función mecánica de los edificios. Los esfuerzos de Mies Van der Rohe tendieron a dar nueva expresión arquitectónica a la función. La nazificación de Alemania retrotrajo la arquitectura doméstica a los tiempos medievales (no se disponía de hierro ni acero para la edificación, pues todo se destinaba a armamentos); los edificios públicos adquirieron un aspecto marcial por la monótona repetición de delgadas columnas rectangulares y de habitaciones ridiculamente pequeñas.
