El arte comercial es una disciplina que se enfoca en la publicidad y la promoción de ventas dentro de la industria y el comercio.
Los artistas comerciales pueden trabajar de manera independiente o como parte de un estudio o agencia.
En este ámbito, los directores artísticos juegan un papel crucial, ya que deben dominar diversas especialidades como la tipografía, la ilustración y la fotografía, combinando técnicas para resolver problemas creativos y comerciales.
Rama del arte relacionada directamente con la publicidad y la promoción de ventas en la industria y el comercio. Los artistas comerciales trabajan por su cuenta o como asalariados de un estudio o agencia de publicidad. Estos últimos son generalmente bocetistas; si se dedican a adquirir y orientar el trabajo de otros artistas, es decir, si actúan como intermediarios entre el anunciante y el artista o un estudio, son directores artísticos.
El director artístico debe estar familiarizado con las muchas especialidades del ramo: proyección y bocetos, tipografía, rotulación, ilustración y fotografía. Debe saber qué técnicas ha de usar y el modo de combinarlas para resolver un problema determinado, conocer el coste del trabajo, dominar las técnicas del grabado e impresión, por lo que generalmente se trata de un artista muy preparado. Existen directores artísticos en el teatro, cine, televisión, museos, publicaciones, publicidad y muchos otros negocios.
Los mejores artistas tienden a especializarse y trabajan generalmente por su cuenta, es decir, cobran por cada trabajo. Entre ellos figuran ilustradores, bocetistas de modas, fotógrafos, diseñadores, retocadores de fotografías, rotulistas, cartelistas, caricaturistas y confeccionadores de catálogos. Normalmente se juzga al artista por las reproducciones de su obra. Ello obliga al artista joven a familiarizarse con los diferentes procesos de impresión y a conocer el modo en que se reproducirá aquélla. Cuando el artista comercial prepara un trabajo debe saber si éste está destinado a una revista, un periódico o un catálogo.
El diseñador y bocetista combina hábilmente los dibujos, tipografía, rotulado y fotografías para obtener un buen anuncio. Debe saber cuándo procede crear un anuncio sobrio y digno y cuándo es preciso lanzar un grito impreso. El ilustrador dibuja los anuncios e ilustraciones para los libros y revistas. Previamente estudia el texto literario para escoger las situaciones que mejor se adapten a la ilustración gráfica. Las páginas editoriales de las revistas y las páginas de anuncios ofrecen abundantes ejemplos de buenas ilustraciones. La calidad del arte empleado por el anunciante refleja el producto y el público puede juzgar de la mercancía por la presentación de la misma.
La fotografía no suele utilizarse mucho en la ilustración de libros y revistas, pues el artista está más capacitado para crear situaciones y escenas. Las limitaciones de la cámara, películas y papel de impresión empleados obligan a retocar las fotografías en beneficio de una reproducción lo más perfecta posible. Ésta se inicia con la obtención de la fotografía y aquí es donde suele perderse buena parte del valor original: al retocador corresponde restaurar este valor perdido. Las impresiones en blanco y negro y las cromáticas deben ser retocadas de acuerdo con el tipo de reproducción adoptado. Los pulverizadores de aire comprimido se utilizan con frecuencia para opacificar fotografías. La rotulación suele realizarse en estilo libre, que contrasta con la cuidadosa tipografía.
La composición de tipos en la imprenta se realiza según las especificaciones del bocetista. Es corriente realizar bocetos previos a grandes rasgos en blanco y negro o en color para estudiar el efecto final. El montador reúne todos los elementos del artículo para proceder a la reproducción definitiva. Existen también artistas y dibujantes que trabajan en las ramas de tejidos, tapicería, papel de empapelar y envolturas para regalos. Estos campos en los que se agudiza la competencia exigen perfecto dominio del dibujo y del color y engloban los principios de publicidad, exposición y organización de ventas. Un buen diseñador ha de poseer las siguientes cualidades: fecundidad, imaginación y dominio de numerosas técnicas. El tamaño y la repetición del diseño son de la máxima importancia.
Los caricaturistas trabajan para las páginas de humor, publicidad, películas animadas, películas de televisión e ilustraciones de textos chistosos.
La televisión es el último mercado abierto al talento de los artistas comerciales. Los programas diarios de televisión exigen diapositivas, películas de dibujos animados, así como bastidores decorativos del estudio para colocarlos ante las cámaras. Como la televisión es un medio de comunicación visual móvil, las ilustraciones que más poderosamente llaman la atención son las desarrolladas con continuidad pictórica.
La mayor demanda de artistas comerciales procede de las agencias de publicidad, editores de revistas y libros, estudios, almacenes, impresores, litógrafos, fabricantes y editores de libros humorísticos. Otros buenos clientes son el cine, la televisión, las películas animadas, las empresas textiles, las fábricas de papel para empapelar y todo el amplio campo del diseño industrial.