El término artifero proviene del germánico y se refiere a un panadero, es decir, a la persona que se dedica a la elaboración del pan.
Esta palabra evoca la tradición de la panadería, un oficio esencial en muchas culturas, donde el arte de hacer pan ha sido transmitido de generación en generación.
El artifero no solo crea un alimento básico, sino que también contribuye a la identidad y al patrimonio gastronómico de una comunidad.