El ascensor eléctrico es un dispositivo esencial en la arquitectura moderna, diseñado para facilitar el transporte vertical de personas y objetos.
Existen diferentes tipos, como el ascensor de tambor, que utiliza un motor conectado a un tambor especial para enrollar cables, y el ascensor de tracción, que opera mediante un sistema de poleas y contrapesos.
Ambos sistemas han evolucionado, pero su función principal sigue siendo la misma: ofrecer un medio eficiente y seguro para desplazarse entre pisos.
El ascensor eléctrico de tambor, que fue el primeramente inventado de los de su tipo y aún hoy es objetó de frecuente uso, consta de un motor conectado a un tambor especial provisto de estrías espirales para recibir los cables. El tambor gira por medio de un eje de transmisión helicoidal que forma un engranaje de tornillo sin fin con una o dos ruedas también helicoidales unidas al tambor de arrollamiento. Los frenos automáticos obedecen directamente al mando de la cabina.
El ascensor de tracción difiere del de tambor, al que en gran parte ha substituido, en que el cable, en lugar de arrollarse a un tambor, pasa por la garganta de una polea y va unido al camarín por un lado y al contrapeso por otro. El movimiento del ascensor se produce por tracción o tiro ejercido desde la polea de transmisión por medio del cable de maniobra. En instalaciones de velocidad lenta o moderada la polea transmisora recibe el impulso a través—de— un engranaje de tornillo sin fin similar al usado en el antiguo ascensor de tambor.
En instalaciones de gran velocidad se ha substituido modernamente este engranaje por un mecanismo de transmisión consistente en un gran motor de pequeña velocidad, sobre cuyo árbol van montados el freno y la polea transmisora en unión de la armadura del motor. Este tipo de instalación ofrece la máxima eficacia de funcionamiento y elimina diversas superficies de desgaste.
Todos los ascensores eléctricos, tanto de personas como de carga, van equipados con un freno de desconexión por solenoide que actúa por medio de muelles. Sin embargo, este freno de fricción sería insuficiente, por sí solo, para detener al ascensor a grandes velocidades. El regulador de prácticamente todas las máquinas de alta velocidad y corriente continua va montado de modo que, cuando se cierra el conmutador del camarín o el mecanismo selector del piso, corta la corriente impulsora, el mismo motor actúa como freno reostático y la corriente generada regresa al circuito. Como el efecto del frenado reostático varía en función del cuadrado de la velocidad, a una gran velocidad corresponderá un poderosísimo frenado. Por otra parte, como el frenado de fricción actúa aproximadamente en forma constante, asume un papel principal cuando la velocidad desciende a cierto límite y un papel prácticamente único cuando esa velocidad desciende al mínimo.
El freno de fricción sirve también para sostener el camarín y su carga cuando se encuentra parado a la altura de un descansillo.