La palabra asesinos se refiere a aquellos que cometen el acto de matar a otra persona de manera intencionada.
En un contexto histórico, se relaciona con una secta terrorista activa entre los siglos XI y XIII, fundada por Hasan-i-Sabbah en Persia.
Esta organización secreta, conocida por su habilidad para llevar a cabo asesinatos políticos, utilizaba a los Fida’iso, devotos embriagados con haxix, para ejecutar sus misiones.
Su legado es un reflejo del poder y la violencia de su tiempo.
Secta secreta terrorista que desplegó en los siglos xi-xiii gran actividad en Persia y Siria. Fue fundada por Hasan-i-Sabbah, miembro de la rama ismaelí de la secta chiita. En 1090 Hasan se apoderó en Persia de Alamut (Nido de Águila), que convirtió en sede de su sociedad secreta. Posteriormente estableció una serie de fuertes en Persia y Siria. La secta, encabezada por el Sheik-al-Jebal, «el Viejo de la Montaña», se componía de diversos grados y categorías entre los que se encontraban los Fida’iso devotos, que eran los asesinos propiamente dichos. Parece que las personas designadas para cometer los asesinatos eran embriagadas con haxix (narcótico obtenido del cáñamo), de donde el nombre de «asesinos» por corrupción de haxaxin (consumidor de haxix). Fueron muchos los hombres famosos muertos a manos de
estos sectarios. Sus jefes gozaron de gran poder y autoridad, lo que no impidió que varios de ellos murieran a manos de sus seguidores. El poderío de la secta se derrumbó ante el embate de los invasores mogoles (1256), que se apoderaron de Alamut y otras fortalezas y mataron a unos 12000 asesinos. La facción siria de la secta, que como grupo independiente había asesinado a varios jefes de las Cruzadas, fue destruida en 1270-73 por Bibars, sultán mameluco de Egipto. Algunos supervivientes continuaron las doctrinas y prácticas de la sociedad hasta tiempos relativamente recientes en Irán, Siria y algunas regiones remotas de la India.