La palabra atajada en su primera acepción se refiere a la acción de atajar, que implica detener o interceptar algo.
En el contexto chileno, esta expresión se utiliza para describir momentos en los que se busca evitar que algo continúe su curso, ya sea en un juego, una conversación o una situación específica.
Así, atajada se convierte en un término que refleja la intención de frenar o redirigir una acción.