La astenosfera es una capa del manto terrestre que se encuentra justo debajo de la litosfera.
Se caracteriza por ser una capa parcialmente fundida, lo que le otorga plasticidad y fluidez.
Es en esta capa donde se producen los movimientos convectivos que generan la deriva de los continentes y la formación de las placas tectónicas.
Además de su ubicación justo debajo de la litosfera, la astenosfera también se extiende hasta aproximadamente 660 kilómetros de profundidad bajo la superficie terrestre. Esta capa es crucial para entender los procesos geológicos que moldean la Tierra, ya que es donde ocurren los movimientos convectivos que impulsan la tectónica de placas.
La astenosfera está compuesta principalmente por rocas ricas en minerales silicatos de hierro y magnesio. A pesar de su composición rocosa, las altas temperaturas y presiones en esta capa hacen que las rocas se comporten de manera más fluida y parcialmente fundida, a diferencia del sólido rígido de la litosfera.
La plasticidad y fluidez de la astenosfera permiten que las placas tectónicas se desplacen y se deslicen entre sí. Este movimiento es responsable de la formación de cadenas montañosas, volcanes, terremotos y fosas oceánicas.
La interacción entre la litosfera y la astenosfera es clave para comprender la dinámica de la Tierra. A medida que las placas tectónicas se desplazan sobre la astenosfera, pueden subducirse, colisionar o separarse, lo que da lugar a la formación de nuevos continentes, la destrucción de antiguos océanos y la creación de características geográficas distintivas en la superficie terrestre.
Etimología u origen de la palabra atenosfera: Su nombre proviene del griego "asthenos", que significa "sin fuerza".