La autoestima es la valoración que una persona tiene de sí misma, es decir, cómo se percibe, se valora y se acepta a sí misma. Es un componente fundamental de la salud emocional y mental de una persona.
El autoconcepto se refiere a la imagen mental que tenemos de nosotros mismos, es decir, cómo nos vemos y nos describimos a nivel individual. Incluye aspectos como nuestras habilidades, características físicas, personalidad, logros, entre otros.
La autoimagen se relaciona con la imagen física que tenemos de nosotros mismos, es decir, cómo nos percibimos en términos de apariencia, forma corporal, etc.
Los niveles de autoestima pueden variar en cada individuo, pudiendo ser alta, media o baja. Una alta autoestima implica tener una visión positiva de uno mismo, confianza en las propias capacidades y una actitud positiva hacia los desafíos. Una autoestima media se encuentra en un punto intermedio entre una alta y baja autoestima. Por último, una baja autoestima se caracteriza por una visión negativa de uno mismo, inseguridad, autocrítica excesiva y dificultad para enfrentar los desafíos.
En cuanto a las polaridades, se refieren a los extremos opuestos en los que se puede encontrar la autoestima. Por un lado, tenemos la polaridad positiva, que implica tener una autoestima saludable, equilibrada y positiva. Por otro lado, está la polaridad negativa, que se refiere a una autoestima baja, negativa y problemática.
En resumen, la autoestima se refiere a la valoración que tenemos de nosotros mismos, el autoconcepto es la imagen mental que tenemos de nosotros mismos, la autoimagen se relaciona con la imagen física que tenemos de nosotros mismos, y los niveles y polaridades de la autoestima pueden variar en cada individuo.
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