El término automóvil se refiere a un vehículo motorizado que ha transformado la movilidad en el mundo.
En sus inicios, la conducción era una habilidad autodidacta, sin regulaciones que protegieran a los usuarios.
Con el aumento de su popularidad, surgieron leyes para garantizar la seguridad en las vías.
Hoy, el Código de la Circulación establece normas que regulan el uso de estos vehículos, promoviendo un tránsito ordenado y seguro.
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En los primeros tiempos del automóvil no era raro que la gente aprendiera por sí misma a conducir vehículos de esta clase. No existían leyes que regulasen el tráfico, lo que en ocasiones daba origen a accidentes. Hacia principios de siglo comenzaron a regir en diversos países disposiciones que restringían el uso del automóvil, pero a medida que éste fue popularizándose, los gobiernos se vieron obligados a dictar leyes que protegieran a los ciudadanos, pero que no constituyeran una cortapisa indebida para este nuevo medio de locomoción.
Reglas de circulación. La circulación de vehículos a motor está regulada por el Código de la Circulación y de su cumplimiento están encargadas de velar las Jefaturas de Tráfico de los distintos Estados. No es posible transcribir aquí las prescripciones del citado Código, vigente con pocas variaciones en todos los países, pero las más fundamentales, que se han ido imponiendo, tanto por la costumbre como por la ley, son las siguientes: circular por la derecha (en Inglaterra, Australia y algunos otros países es preceptivo hacerlo por la izquierda); adelantar a otro vehículo por la izquierda; al cruzarse dos vehículos cada uno llevará su derecha; no impedir que otro vehículo se adelante si así lo desea; indicar siempre mediante las señales adecuadas la intención de frenar, detenerse o virar; marchar en todo momento a una velocidad razonable y prudente dentro de lo que aconsejen las circunstancias.
Los permisos de conducir en sus diversas clases, de acuerdo con la del vehículo de que se trate, son expedidos por las Jefaturas de Tráfico a la vista del Certificado de aptitud del conductor que extienden las Jefaturas de Industria.
La seguridad en la circulación ha llegado a adquirir una importancia extraordinaria, porque las pérdidas de vidas y bienes causadas por los accidentes de tráfico son actualmente de una cuantía muy elevada. En la mayoría de los accidentes es muy difícil establecer cuál haya podido ser su causa real y las citadas en los estudios realizados al efecto son casi siempre aparentes, tales como los deslizamientos, las velocidades exageradas, los adelantamientos en curvas u otros lugares de escasa visibilidad, los despistes, etc. Sin embargo, se ha demostrado que son muy pocos los accidentes debidos a fallos mecánicos del vehículo, y que en su mayor parte deben atribuirse a errores o negligencias del conductor que en el momento del accidente no se encontraba en las debidas condiciones.
La enseñanza de los futuros conductores se hace en España por escuelas particulares debidamente autorizadas por la Dirección General de Industria y ateniéndose a un Reglamento aprobado por la misma Dirección. Las mismas escuelas suelen encargarse por cuenta de sus alumnos de los trámites necesarios para la obtención del permiso de conducción. Véase Automóvil; Accidentes; Accidentes de circulación.