Ávila es una ciudad situada en un páramo de las estribaciones de la Sierra del Guadarrama, a orillas del río Adaja.
Con una altitud de 1126 metros, se caracteriza por un clima muy frío en invierno, con nevadas frecuentes y temperaturas que pueden descender hasta -20 °C.
A pesar de ser la capital más elevada de España, su población es pequeña y crece lentamente, alcanzando actualmente cerca de 59,000 habitantes.
Ávila, ciudad
Cap. de la prov. española de su nombre, en un páramo de las estribaciones de la Sierra del Guadarrama, sobre la orilla derecha del río Adaja. Su elevada altitud (1126 m) determina un clima muy frío en invierno, con nevadas frecuentes y temperaturas de hasta —20 °C, y veranos ideales que le dan carácter de estación veraniega de primer orden.
Es la capital más elevada de España, pero una de las menores en población, que además crece muy lentamente por los movimientos migratorios hacia la capital de España. De 11885 h en 1900 ha pasado a 22577 en 1950 y 25333 en 1958. Actualmente tiene una población de 59 008 habitantes.
Ávila es quizá la ciudad más netamente castellana por sus calles, plazas y soportales. Ciudad-museo, rodeada de murallas, parece haberse quedado adormecida en la Edad Media. Su campiña, desolada y cubierta de enormes piedras, explica el remoquete de «cantos y santos», con el que se ha designado este núcleo urbano. Los orígenes de Ávila son inciertos. El paso de los celtíberos dejó sus huellas en las esculturas representativas de toros y cerdos, que hoy se conservan en el Museo de Bellas Artes. Los romanos establecieron en Ávila una colonia de carácter militar.
En el siglo I d. de J.C. se sitúa la llegada del obispo San Segundó, Patrón de la ciudad y uno de los siete Varones Apostólicos.
Conquistada Ávila por Alfonso VI en 1085, fue poblada con gente del norte: gallegos, asturianos, santanderinos y leoneses. La población se repartió en dos grupos: caballeros y plebeyos. Del buen entendimiento entre ambos nacieron las virtudes militares que serían la permanente característica de la ciudad.
Santa Teresa de Jesús es sin duda la figura más destacada de la historia abulense. Otros hijos notables son: San Juan de la Cruz (nacido en Fontiveros), el Duque de Alba, Alonso de Madrigal («El Tostado») y Sancho Dávila, insigne figura de los Tercios Españoles.
Ávila encierra un rico y variado conjunto arquitectónico, en el que destaca el arte románico. Sus murallas, las más antiguas y mejor conservadas de la cristiandad, datan del siglo xi, son de estilo románico con claras influencias moriscas y forman un rectángulo casi regular. Tienen nueve puertas, entre las que destacan las de San Vicente, del Alcázar, del Mariscal, etc. Bien conservadas gracias a las restauraciones, con un perímetro de 2500 m, 88 torres y torreones y altura media de 12 m, pueden considerarse como la construcción militar más completa que ha sobrevivido a la Edad Media.
Su catedral es la primera de arte gótico construida en España (siglos XII a xiv). Con su estilo ojival de transición presenta al exterior aspecto de fortaleza; el interior aparece dividido en tres naves. Su arquitecto, el maestro Eruchel, parece que se inspiró en la abadía francesa de Saint Denis. El Renacimiento dejó también sus huellas: sillería del coro del holandés Cornieles, figuras del altar mayor de Berruguete, Custodia de Juan de Arfe en la Sacristía, etc.
Varios conventos se relacionan con las actividades teresianas: el de Santa Teresa, construido en 1636 sobre el mismo solar en que estuvo la casa nativa de la Santa y en el que se venera una imagen de la Mística Doctora, obra de Gregorio Hernández; el de la Encarnación, donde vivió la Santa 29 años; el de las Madres de San José, con un magnífico retablo de la escuela de Alonso Gano; el de Gracia, que contiene un artístico retablo de Lucas Giraldo.
La iglesia de San Pedro es de puro estilo románico, con tres naves y tres ábsides semicirculares y paralelos, hermosa cúpula, rosetón en la fachada y cinco cuadros de la escuela de Berruguete. El Convento de Santo Tomás pertenece al último periodo del gótico-ojival; su retablo es la más bella obra pictórica de Pedro Berruguete; entre sus muros se encuentra el sepulcro —obra del escultor florentino Domenico Fancelli— del príncipe Don Juan, único hijo varón de los Reyes Católicos, y en la sacristía la tumba del inquisidor Torquemada. La iglesia de Santiago, fuera de las murallas, es de estilo románico-ojival, con fachada renacentista.
Centros docentes de interés son el Instituto y las Escuelas del Magisterio. El Museo Provincial de Bellas Artes tiene valiosas colecciones de la Edad de Hierro y la de cerámica de la Duquesa de Valencia. Otros museos notables son el Taurino y el de Arte Popular.
Ávila es un mercado cerealístico y ganadero, así como una especie de bazar medieval. Su industria es todavía un arte y un secreto que se trasmite de padres a hijos; su comercio es de poca monta; su industria escasa pero sólida y elegante. Sus productos, que no son numerosos, son un prodigio de la mejor artesanía.
La riqueza lanar de su campiña ha favorecido la fabricación en la ciudad de vistosas mantas de lana, parecidas por sus ricos colores a los «ponchos» mexicanos. Primorosos trabajos de forja (verjas, cruces, rejas, cancelas), filigrana en oro y plata, labores de mosaico en cueros teñidos de diversos colores, disecación de animales, respostería (yemas de Santa Teresa), etcétera, son otras tantas muestras de la industria abulense.
Ávila se encuentra a 121 km de Madrid, sobre la línea férrea del Norte, de la que se desprende en la misma ciudad un ramal a Salamanca, Zamora y la frontera portuguesa, así como sobre la carretera de Madrid a Pontevedra, que parte de Villacastín.
