La Baja California es una península situada en el noroeste de México, reconocida por su singularidad geográfica y cultural.
Se divide en dos territorios: Baja California Norte y Baja California Sur, abarcando un total de 144,092 km².
Esta región se caracteriza por una estrecha banda de montañas y llanuras desoladas, extendiéndose a lo largo de 1,109 km.
Limita al oeste con el Océano Pacífico y al este con el Golfo de California, ofreciendo un paisaje diverso que incluye sierras, desiertos y valles.
Baja California (península)
Península enclavada en el NO de México, del que constituye una de las regiones más originales. Está dividida en dos territorios, separados por el paralelo 28°: Baja California Norte, con 71 627 km2, y Baja California Sur, con 72465 km2. En total, la península suma 144092 km2, está formada por una estrecha banda de montañas y llanuras desoladas que se extienden en una longitud de 1109 km y una anchura máxima de 306 km, delimitada al O por el Pacífico y al E por el Golfo de su mismo nombre o
Mar Bermejo. Puede considerarse como prolongación topográfica de la cordillera estadounidense de Sierra Nevada, aunque no tiene tan perfecta continuidad, integrada como está por diversas alineaciones montañosas separadas por llanuras, depresiones y mesetas diversas. Al N se alzan las sierras de Juárez, San Pedro Mártir y San Borjas; al S, las de la Giganta y San Lázaro. En medio, diferenciando estas dos grandes unidades, se extiende el desierto de Vizcaíno al O y el valle del Callmalli al E. Tales serranías se disponen transversalmente a la dirección esencial de la península y dejan depresiones entre unas y otras que permiten a veces la fácil comunicación de las dos costas californianas. Las alturas principales se encuentran al N, en la Sierra de San Pedro Mártir: Calamahué, a 3390 m; las Tres Vírgenes, en la Sierra de la Giganta, a 1990 m. La Sierra de Santa Clara, macizo cristalino unido a la zona axil por una faja de sedimentos recientes, es acaso la prolongación de las «Coast Ranges» californianas. La estructura original, muy clara en la parte norte, está enmascarada al S por materiales eruptivos. Resalta asimismo la oposición entre las dos costas; en el Pacífico, la península está bordeada por llanuras monótonas, lagunas litorales y amplias playas, mientras que el Golfo baña cantiles abruptos y escarpados. Las diferencias climáticas existen, pero no son muy acusadas; lo fundamental es el fondo general de sequedad y esterilidad, a que contribuye más la falta de humedad que el calor. Tan sólo las altas montañas reciben precipitaciones apreciables: 344 mm en Tijuana; no obstante, el mediodía se beneficia de sus vientos del SE y de sus aguaceros violentos y, mientras las playas pacíficas se alivian con las brisas marinas, los vientos terrales hacen más penosos los calores del Golfo.
Baja California es una de las regiones menos pobladas de México. Y lo ha sido siempre. Las primeras expediciones hispanas—Fortún Jiménez (1532), Hernando de Grijalba (1534), Francisco de Alarcón (1540) y Sebastián Vizcaíno (1596)— se encontraron con una población indígena escasa y de bajo nivel cultural repartida en tres grupos principales: cochimíes, guaycu-rus y pericúes. El descubrimiento de perlas atrajo a numerosos aventureros, que fueron superados por las misiones jesuíticas, únicas que consiguieron elevar el nivel cultural y económico de los naturales. La expulsión de los jesuitas en 1769 produjo cierto retroceso, salvado por los franciscanos y dominicos. Hasta principios del siglo xviii la Baja California pasó por ser una isla y fueron los jesúitas Consag, Sedelmeyer y Luck los descubridores de su verdadero carácter. Durante el siglo xix quedó abandonada; sólo a finales de dicha centuria se iniciaron, bajo el gobierno de Porfirio Díaz, medidas colonizadoras y se realizaron las primeras prospecciones mineras, muy desarrolladas, junto con el turismo, en los años del siglo xx. Hacia 1900 había unos 48000 h, que en 1921 eran ya 62831 y habían ascendido en 1957 a algo más de 538000. Actualmente cuenta con 3,155 millones (2010).
La desembocadura del Colorado ha sido aprovechada gracias a la presa «Abelardo Rodríguez» o «Morelos», que beneficia unas 200000 ha de excelentes tierras; constituye una comarca fertilísima que cosecha cereales, legumbres, algodón, frutas y forrajes. En el resto de la región, la agricultura es muy rudimentaria. En cambio, la proximidad de los Estados Unidos ha hecho surgir una corriente turística que ha permitido el desarrollo de actividades características y el progreso urbano. El nacimiento y, sobre todo, el crecimiento de Tijuana, son bien significativos. En la región central, junto a pequeños oasis de escaso valor, destacan las grandes plantaciones de henequén, las granjas avícolas y, en especial, la minería del cobre, que ha permitido el progreso de El Boleo, cerca de Santa Rosalía. El extremo sur de California posee un típico clima tropical, cuyas provechosas lluvias estivales permiten numerosos cultivos de regadío. A su lado hay que destacar las explotaciones mineras de cobre y oro, que tienen su salida natural por el puerto de La Paz. Es importante la pesca de perlas, tradicionalmente realizada en la región y completada hoy con el cultivo de ostras perlíferas o meleagrinas. Las posibilidades estratégicas y turísticas son también considerables.