Los primeros bariones que fueron descubiertos fueron el protón y el neutrón.
Los bariones son una clase de hadrones, partículas que están sujetas a la interacción fuerte, una de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza. Esta fuerza es la responsable de mantener unidos a los quarks dentro del barión.
Existen diferentes tipos de bariones, clasificados según los tipos de quarks que los componen.
Sin embargo, también existen otros bariones menos comunes, como los hiperones, que contienen al menos un quark extraño.
Los bariones juegan un papel crucial en la estructura del universo. Los protones y neutrones forman el núcleo de los átomos, y, por lo tanto, constituyen la mayor parte de la materia visible en el cosmos.
La estabilidad y las propiedades de los núcleos atómicos dependen en gran medida de las interacciones entre estos bariones.
En términos de masa, los bariones son significativamente más pesados que otras partículas subatómicas como los electrones. Esto se debe a la energía contenida en las interacciones fuertes entre los quarks.
Además, cada barión tiene su correspondiente antipartícula, conocida como antibarión, que está compuesta por tres antiquarks.
El estudio de los bariones y sus propiedades es fundamental para entender la física nuclear y de partículas. Experimentos en aceleradores de partículas y observaciones astrofísicas continúan proporcionando información valiosa sobre estas partículas subatómicas y su comportamiento en diferentes condiciones extremas del universo.
Etimología u origen de la palabra barión: del griego antiguo barys ("pesado"), nombrado así por que en el momento del nombramiento de esta clasificación la mayoría de los bariones eran más pesados que el resto de las partículas.