Belcebú es un término que tiene sus raíces en la antigüedad, siendo inicialmente el nombre de un dios venerado en la ciudad filistea de Ecrón y relacionado con la deidad Baal de la religión cananea.
Con el paso del tiempo, este nombre adquirió una connotación diferente entre judíos y cristianos, quienes lo asociaron con un demonio.
Esta dualidad en su significado refleja la riqueza cultural y religiosa que ha permeado a lo largo de la historia, convirtiendo a Belcebú en un símbolo de la lucha entre el bien y el mal en diversas tradiciones religiosas.