La beneficencia se refiere a la virtud de hacer el bien, actuando con generosidad y compasión hacia los demás.
Esta cualidad impulsa a las personas a ayudar a quienes lo necesitan, promoviendo el bienestar en la comunidad.
Además, la beneficencia también abarca el conjunto de institutos benéficos que se dedican a socorrer a las personas en situación de vulnerabilidad, ofreciendo apoyo y recursos para mejorar sus condiciones de vida.
Conjunto de institutos benéficos para socorrer a las personas necesitadas.
Segundo diccionario: beneficencia
Origen de la palabra: (del latín beneficentia.)
f. Virtud de hacer bien.
Conjunto de institutos benéficos y de los servicios gubernativos referentes a ellos, a sus fines, haberes y derechos que les pertenecen.2º artículo
En sentido lato, virtud de hacer el bien; ésta es también la significación etimológica de la palabra (del latín bene, bien, y facere, hacer). En un sentido más restringido, beneficencia significa el auxilio o socorro que se presta al necesitado a través del conjunto de fundaciones, mandas o establecimientos benéficos de carácter oficial o privado. Aunque no han faltado voces, como las del individualismo materialista de Spencer, que clamaban por el principio de la lucha por la existencia, en el sentido de que cada persona recogiera exclusivamente los frutos de su conducta o de su fortuna, lo cierto es que, afortunadamente, el principio moral de socorrer al necesitado está tan arraigado en la naturaleza humana que todas las sociedades, incluso las más bárbaras y materialistas, lo han acogido celosamente.
La beneficencia puede revestir tres aspectos: 1) obligación moral que pesa sobre los particulares, pero de la que está exento el Estado (beneficencia privada); 2) organización de la beneficencia como servicio público, dada la ineficacia e incompetencia del auxilio particular (beneficiencia legal)', 3) coexistencia de la caridad privada y la pública, encaminada a llenar las lagunas y omisiones de aquélla (beneficencia mixta). Si bien es verdad que la beneficencia como deber ético afecta exclusivamente a las personas naturales, no menos cierto resulta que uno de los fines primordiales del Estado es el bienestar de todos los ciudadanos; por ello el sistema de beneficencia mixta impera en todas las naciones civilizadas de la tierra y por ello el auxilio a los necesitados constituye una de las principales preocupaciones de los Gobiernos.
La beneficencia privada suele ejercerse a través de mandas, legados y donativos, que permiten establecer o mantener centros benéficos. Es muy frecuente el caso de que un testador disponga que parte de sus bienes se destinen a fines caritativos e incluso que los afecte como capital inicial a la creación de un organismo benéfico. Por lo que respecta al reconocimiento oficial de las instituciones benéficas, pueden seguirse tres sistemas: 1) reconocimiento por la mera existencia (sistema de libre constitución); 2) reconocimiento por el cumplimiento de determinados requisitos legales (sistema normativo); 3) reconocimiento por concesión. En cualquiera de los tres casos es corriente que el Estado apoye directa o indirectamente a las fundaciones privadas (exención de ciertas cargas fiscales, subvenciones, auxilios técnicos o administrativos) e incluso que intervenga para supervisar su funcionamiento.
En cuanto a la beneficencia pública, no sólo es obligatoria, sino también conveniente para el Estado, pues la indigencia y la necesidad son las raíces de todo malestar social, que fácilmente se traduce en disturbios, protestas e incluso insurrecciones.
Los establecimientos benéficos son tantos y tan variados que escapan a toda clasificación. Pueden agruparse en preventivos, si atienden a impedir la aparición de la miseria o la enfermedad (Cajas de Ahorro, Montes de Piedad, Cajas de Previsión), y asistenciales, si su finalidad es remediar o aliviar el mal (hospitales, orfanatos, asilos); privados, si son de organización y mantenimiento particulares, y legales (subdivididos en generales y locales), si están al cargo de algún organismo oficial. En cualquier caso, su crecimiento ininterrumpido, la multiplicidad de fundaciones, organismos y asociaciones benéficas y la constante preocupación de los Estados por el problema demuestran bien a las claras que el materialismo del mundo en que vivimos no ha logrado ahogar, ni siquiera amenazar seriamente por lo menos en el campo de la beneficencia, a la moral cristiana o a la simple ética natural.
be-ne-fi-cen-cia La palabra beneficencia tiene 5 sílabas.
¿Dónde tiene acentuación beneficencia?
Tiene su acento prosódico (sin tilde) en la sílaba: cen Tipo de acentuación de beneficencia: Palabra grave (también llana o paroxítona). Posee diptongo creciente ia.
Cantidad de letras, vocales y consonantes de beneficencia
Palabra inversa: aicnecifeneb Número de letras: 12 Posee un total de 6 vocales: e e i e i a Y un total de 6 consonantes: b n f c n c
¿Es aceptada "beneficencia" en el diccionario de la RAE?