Ingmar Bergman (1918-1970) fue un director cinematográfico sueco nacido en Estocolmo, reconocido como una figura clave de la cinematografía mundial de la posguerra.
Desde joven mostró interés por el teatro, lo que lo llevó a incursionar en el cine como guionista.
Su carrera despegó con "Crisis" (1945), donde demostró su talento innovador.
A lo largo de su trayectoria, Bergman se destacó por su profundo análisis psicológico y su capacidad para desafiar las convenciones del séptimo arte.
Biografía de Bergman, Ingmar
(1918-1970). Director cinematográfico sueco, n. en Estocolmo, figura señera de la cinematografía universal de la posguerra y director del Real Teatro Dramático de Estocolmo. Aficionado al teatro desde edad temprana, pronto pasó al cine en calidad de guionista (Suplicio, 1944). Realizador ágil y profundo, verdadero innovador del séptimo arte, resiste toda comparación con cualquier director de cualquier época. Inició su carrera como realizador con Crisis (1945), obra maestra de psicología y humanidad que le valió un resonante triunfo. Pronto se revela como realizador fecundo y argumentista excepcional, aunque sus primeras películas (Llueve sobre nuestro amor, El eterno espejismo, Villa portuaria) no parecieron muy superiores a las realizaciones suecas de la época. Pero no ha de tardar en surgir el Bergmann rebelde contra todo convencionalismo —Barco para las Indias (1947), Música en las tinieblas (1947), Puerto (1948)— que sabe expresarse en un bellísimo lenguaje cinematográfico: El demonio nos gobierna (1948), Prisión, una de sus mejores obras. Extraordinariamente dúctil, tan pronto se hunde en profundidades metafísicas (La sed, 1949) como se muestra ágil y gracioso (Juventud, divino tesoro, 1950).
Su fecundidad y polifacetismo no le impiden ahondar en los temas que aborda (La espera de las mujeres, El verano con Mónica, 1952). Hace pinitos surrealistas con La noche de los ferianies antes de lanzarse a un alegre vodevil en Juegos de verano, finísima sátira contra la sociedad sueca. Y por fin realiza El séptimo sello (1956), cuyo mensaje quizá resulte algo oscuro, pero que posee una calidad plástica insuperable. Luego realiza una serie de películas profundas, densas, entre las que destacan Tres almas desnudas (1958) que toca el eterno tema de la vida y la muerte, y Cuando huye el día (1958), acaso su mejor obra. Bergmann ha sido muy discutido, pero ni siquiera sus detractores ponen en tela de juicio su excepcional capacidad como director y la extraordinaria valía plástica de sus realizaciones. Sus últimas películas (Ansiktet, Cyclarnas Afton, Kvinnodrom, Nära Livet, El manantial de la doncella) demuestran que no ha perdido un ápice ni en técnica ni en sensibilidad.