Hector Berlioz fue un destacado compositor francés nacido en 1803 en La Cóte-Saint André, cerca de Lyon.
A pesar de la oposición de su padre, quien deseaba que estudiara medicina, Berlioz se rebeló y se unió al Conservatorio de Música de París en 1823.
Su vida estuvo marcada por la pobreza y la perseverancia.
Su amor no correspondido por la actriz Harriet Smithson inspiró obras como La Sinfonía Fantástica, reflejando su pasión y desilusión.
Biografía de Berlioz, Hector
(1803-69). Compositor francés natural de La Cóte-Saint André, cerca de Lyon. Aunque su padre se negó a que siguiese la carrera musical y le obligó a estudiar medicina, se rebeló contra esa decisión e ingresó en el Conservatorio de Música de París el año 1823.
Estudió tenazmente durante siete años de pobreza sin que cesara la oposición familiar.
En cierta ocasión asistió a una representación de Shakespeare y se enamoró de la actriz irlandesa Harriet Smithson; sin conocerse todavía compuso para ella en 1829 Ocho escenas de Fausto, mas, como ella siguiera ignorándole, el despecho le hizo escribir La Sinfonía Fantástica con intención de rebajar a Harriet.
Obtuvo el Premio de Roma en 1830 y marchó a Italia, donde entabló amistad imperecedera con Mendelssohn y con Gade. Vuelto a París en 1832, entró en relaciones con Harriet y se casaron al año siguiente. Después de nacer su hijo, Luis, aceptó un puesto de crítico musical para sostener a la familia. Durante más de 30 años siguió estas labores, a menudo con nombre supuesto, lo que le permitió ensalzar sin reservas las audiciones y representaciones de sus propias obras. A su admiración por Beethoven se debe el culto bethoveniano de París, lo mismo que a su aversión por Wagner se puede atribuir en buena parte el antiwagnerianismo francés.
En los años siguientes al de su matrimonio compuso algunas de sus mejores obras, como la concierto-sinfonía Haroldo en Italia (1834), Réquiem (1837), la ópera Benvenuto Cellini (1838), la sinfonía Romeo y Julieta (1839) y la Sinfonía Fúnebre (1840), en las que se distinguió como compositor de gran fuerza y originalidad, prendido en el espíritu romántico de la época. Por privar entonces en las artes lo espectacular y lo sorprendente, Berlioz se superó en ambos aspectos.
La sinfonía Haroldo en Italia describe a un héroe byroniano atravesando los Alpes; fue compuesta con una parte principal para viola, destinada a Nicoló Paganini, quien abonó por ella una suma considerable. Admirador de Goethe, completó en 1846 La Condenación de Fausto, «ópera concierto», que tras dos representaciones con escasísimo público, no se volvió a dar en Francia en vida del compositor. Casi le arruinó este fracaso, pero vino a salvarle económicamente el éxito obtenido con sus conciertos en Rusia el año 1847. En 1852, invitado por Franz Liszt a visitar Weimar (Alemania) para organizar «La Semana Berlioz», alcanzó otro gran triunfo. En realidad, durante toda su vida cosechó muchos más éxitos fuera que dentro de su propio país.
Poco después de morir Harriet (1854), de quien se había separado en 1840, casó con su amante Marie Recio. A la sazón dirigía las representaciones de su oratorio La infancia de Cristo y en vista del éxito logrado resolvió finalizar Los Troyanos, ópera que dura cinco horas, basada parcialmente en la Eneida de Virgilio. Dada su excesiva longitud esta obra nunca ha sido representada por completo en Francia y sí sólo parcialmente el año 1863, aunque con mediano éxito. Viejo y enfermo, Berlioz abandonó en 1864 su puesto de crítico y no volvió a escribir música.
Casi todas sus obras son ambiciosas: el Te Deum está instrumentado para gran orquesta, órgano, dos coros de 100 voces cada uno y otro de 600 niños; el Réquiem se estrenó con un coro de 100 voces, una orquesta de 110 instrumentos y cuatro bandas. Sus imperfecciones en composición, contrapunto o armonía supo suplirlas con su originalidad e ingenio al orquestar e instrumentar. Su libro, Traite de L'Instrumentation (1844), ha servido de guía a casi todos los compositores posteriores. Berlioz creó la «sinfonía dramática» e introdujo innovaciones en el ritmo, melodía, instrumentación y estructurad A veces supeditaba la belleza al énfasis y cometía errores técnicos, mas siempre fue ún audaz y brillante colorista. Está considerado como uno de los más grandes compositores de la escuela romántica. Véase Música, Francia.
