Bernart De Ventadorn fue un destacado poeta de la lírica provenzal trovadoresca durante el siglo XII, considerado por muchos expertos como el mejor de su época.
Nacido en el castillo de Ventadorn alrededor de 1120-1130, se vio obligado a dejar su tierra debido a un amor prohibido.
Se trasladó a Normandía, Inglaterra y posiblemente Tolosa, donde contó con el apoyo de la condesa Leonor de Aquitania y el rey Enrique II.
Su legado poético perdura como un referente de la lírica medieval.
Biografía de Bernart De Ventadorn
(fl. s. xii). A juicio de todos los provenzalistas modernos, el mejor y más alto poeta de la lírica provenzaltrovadoresca.
De humilde condición, Bernart De Ventadorn debió nacer entre los años 1120 y 1130 en el castillo de Ventadorn (actual departamento francés de Corrèze). Muy pronto tuvo que ausentarse de su tierra, según parece a causa de haberse enamorado de la esposa de su señor.
Pasó a Normandía y a Inglaterra (gracias a la protección que le dispensó Leonor, condesa de Aquitania y esposa de Enrique II de Inglaterra) y posiblemente a Tolosa.
Toda su poesía tiene como tema exclusivo el amor, que él canta con una sinceridad y entonación superior a la de cualquier otro trovador.
Tenía conciencia de esta superioridad: «Non es meravelha s’eu chan / melhs que nul autre chantador, / que plus me tra’l cors vas amor». («No es maravilla si canto / mejor que ningún otro cantor, / pues el corazón me arrastra más que a otros hacia el amor»).
Más que en la perfección y en el arte de sus versos, el trovador funda su poesía en la sinceridad de sus sentimientos y es esto lo que le da grandeza entre tanta poesía artificial como se componía en su tiempo.
Adscrito a la escuela del «Trobar leu» (trovar claro, sencillo), ningún otro autor de su tiempo —si exceptuamos quizás a Arnaut Daniel— ha sabido describir los maravillosos efectos del júbilo y de la alegría amorosa: «Tant ai mon cor pie de joya, / tot me desnatura. / Flor Mancha, vermelh’e groya / me par la frejura, / c’ab lo ven et ab la ploya / me eréis l’aventura, / per que mos pretz mont’e poya / e mos chans melhula. / Tan ai al cor d’amor / de joi e de doussor, / per que’ls gels me sembla flor / e la neus verdura.» («Tengo mi corazón lleno de alegría, / que todo se me cambia de naturaleza. / Flor blanca, roja y amarilla / me parece el frío, / pues con el viento y la lluvia / me crece la ventura; / por este motivo mi mérito aumenta y sube / y mi canto mejora. / Tanto amor tengo en el corazón, / tanta alegría y dulzura, / que el hielo me parece flor / y la nieve verdor»).
Bernart de Ventadorn —ha dicho el gran provenzalista Martín de Riquer— «ha logrado hacernos llegar con todo su valor y con diáfana claridad, llena de luz y de limpieza, la emoción de la ascensión jubilosa y la caída ausente de una alondra que un día, a mediados del siglo xii, cruzó el cielo lleno de sol del Lemosín».
Bernart de Ventadorn es reconocido por su habilidad para expresar los sentimientos amorosos de una manera pura y sincera, lo que lo distingue de otros trovadores de su época. Su poesía refleja la intensidad de sus emociones y su profundo compromiso con el tema del amor, convirtiéndolo en un referente indiscutible de la lírica trovadoresca.
Su estilo, caracterizado por la sencillez y la claridad, se enmarca dentro de la corriente del "Trobar leu", que valoraba la transparencia y la naturalidad en la expresión poética. A través de sus versos, Bernart de Ventadorn logra transmitir la alegría y la dulzura del amor de una manera única, capturando la esencia misma de este sentimiento universal.
La influencia de Bernart de Ventadorn en la poesía medieval fue significativa, marcando un hito en el desarrollo de la lírica provenzal. Su legado perdura hasta nuestros días como un testimonio invaluable de la capacidad humana para expresar las emociones más profundas a través del arte.
Bernart de Ventadorn, con su poesía apasionada y auténtica, sigue siendo una figura emblemática en la historia de la literatura occitana y un ejemplo inspirador para generaciones posteriores de poetas.
