Las Cordilleras Béticas son la mayor masa orográfica de la Península Ibérica, extendiéndose a lo largo de 600 km desde Gibraltar hasta el Cabo de La Nao.
Este sistema montañoso, que abarca provincias como Murcia y partes de Andalucía, se caracteriza por su origen alpino y su singular estructura, compuesta por macizos aislados y profundas depresiones.
A diferencia de los Pirineos, las Béticas no ofrecen la sensación de alta montaña impenetrable, destacando su personalidad única.
Bético, sistema (Cordilleras Béticas)
Llamado también Cordilleras Béticas, constituye la mayor masa orográfica de la Península Ibérica. Se extiende sobre unos 600 km desde Gibraltar hasta el Cabo de La Nao y está delimitado al N por la Depresión Bética y la Meseta y al S y al E por el Mar Mediterráneo. Abarca la provincia de Murcia, parte de las de Albacete y Alicante y todas las de Andalucía oriental. De origen alpino, tiene una fuerte personalidad que lo diferencia del resto de las cordilleras hispanas de este tipo y sobre todo de los Pirineos. En primer lugar falta un eje axial como el pirenaico y el conjunto se resuelve en una serie de macizos de formas pesadas, aislados unos de otros por profundas depresiones, a menudo de origen tectónico. Las Cordilleras Béticas no dan nunca, ni siquiera en Sierra Nevada, la sensación de alta montaña impenetrable. En segundo lugar, la existencia de una gran depresión longitudinal en su parte central, sólo insinuada en los Pirineos, determina la presencia de dos gigantescas alineaciones paralelas al Mediterráneo. Parcialmente, tal originalidad es consecuencia de que las Cordilleras Béticas no son más que la mitad de la primitiva cordillera alpina, ya que la parte central aparece hundida bajo las aguas del Mediterráneo para reaparecer al otro lado del mar, en la cordillera africana del Rif.
Entre las serranías que se extienden desde el Guadalquivir al Mediterráneo se aprecian tres grandes unidades orográficas y morfotectónicas:
a) La Cordillera Penibética, que bordea la costa mediterránea y se extiende desde el cabo de Palos (Murcia) hasta Gibraltar, en una serie de sierras muy distintas, que tienen como núcleo central Sierra Nevada, con las cumbres más elevadas de la Península Ibérica.
b) Las Sierras Subbéticas, alineadas irregularmente al N de la primera, en una serie de macizos calizos separados por amplios pasillos margosos, que se extienden desde el cabo de La Nao hasta la Punta de Tarifa y tienen su punto culminante en el complejo central formado por La Sagra (2398 m) y las sierras de Segura, Cazorla y Alcaraz.
c) La Depresión Longitudinal Penibética, que separa los anteriores conjuntos orográficos mediante un rosario de grandes hoyas, parceladas por importantes umbrales montañosos. La depresión se extiende, de E a O, por el valle del Sangonera, el del Almanzora, la triple hoya Huéscar-Baza-Guadix, la depresión de Granada a Loja por el curso del Genil y la hoya Antequera-Archidona, que algunos consideran continuada por Ronda.
La estructura tectónica de las Cordilleras Béticas no está todavía perfectamente conocida. Los primeros investigadores, españoles casi todos, desde Macpherson hasta Hernández Pacheco, creyeron que se trataba de una clara estructura de plegamiento autóctono, con dos anticlinales (Subbéticas y Penibética) y un sincli-nal intermedio (Depresión Penibética). En 1926, con motivo del XVI Congreso de Geología celebrado en Madrid, los geólogos extranjeros, como el alemán Staub, el suizo Blumenthal y el holandés Brouwer, entre otros, supusieron que se trataba de una cordillera alóctona, del tipo de los Alpes, con grandes mantos de corrimiento que hubieran tenido que desplazarse cerca de 200 km según algunos y no más de 50 según otros. Actualmente muchos geógrafos españoles, con Hernández Pacheco a la cabeza, siguen pensando en la autoctonía, mientras otros, como Solé Sabaris y el francés Fallot, uno de los mejores conocedores de las Béticas, admiten la aloctonía, pero con muchas reservas. Estos últimos piensan que la Penibética está formada por macizos cristalinos paleozoicos sobre los que se deslizaron, hasta una longitud de 50 km, tres diferentes mantos de corrimiento; las Subbéticas, en cambio, creen que tienen estructura autóctona, con pliegues normales, jurásicos en el centro, y con cabalgamientos hacia el N o hacia el S, en las márgenes.
El conjunto orográfico bético se completa al N con la depresión del Guadalquivir, su antefosa, similar por su posición a la otra fosa alpina que forma la cubeta de subsidencia del Ebro. Ambos conjuntos, Cordilleras Béticas y Valle del Guadalquivir, van por tanto íntimamente ligados y no se pueden comprender separadamente.