Significado de «bibliofilia»

La bibliofilia es una pasión profunda y un amor especial por los libros.

Esta afición se manifiesta en el deseo de coleccionar, conservar y disfrutar de obras literarias, ya sean antiguas o modernas.

Los bibliófilos valoran no solo el contenido de los libros, sino también su presentación, historia y rareza.

Este amor por la lectura y la cultura se convierte en un verdadero arte, donde cada libro es un tesoro que merece ser apreciado.



Definición de bibliofilia
  1. f. Gran afición por los libros.



    Origen etimológico de bibliofilia:
    proviene del prefijo biblio- y con el sufijo -filia

Segundo diccionario: bibliofilia
    Origen de la palabra: (De bibliófilo.)

  1. f. Pasión por los libros, generalmente por los raros.
    2º artículo
  1. La afición a coleccionar libros se remonta a las épocas más lejanas. La Esfinge tenía una biblioteca en su interior y las arenas del Gran Desierto han devuelto algunos de los más frágiles tesoros paleográficos. Entre las tradiciones griegas no faltaban las de sus reyes bibliófilos. Los romanos consideraban los libros trofeos de guerra y Lúculo fue un verdadero príncipe de los coleccionistas. Séneca ridiculiza a «los cazadores de libros, que no conocen de ellos sino los títulos y las encuadernaciones». San Jerónimo decía que nunca había visto nada comparable con la biblioteca de San Pánfilo, que logró reunir en Cesarea 30000 volumenes, en su mayoría escritos de los Santos Padres de la Iglesia. El Patriarca Focio, famoso bibliófilo y crítico, extractando para un hermano ausente el contenido de su biblioteca, comprendió en su Myriobiblion la doctrina o argumento de cerca de 300 autores, con lo que salvó del olvido a muchos de los más importantes autores clásicos.


    Edad Media. Durante la Edad Media continúa el afán de coleccionar libros como recreo de clérigos y religiosos, representantes casi exclusivos de la cultura. El primer bibliófilo inglés fue Benedit Biscop (siglo vii), precursor de otros muchos, famosos en los anales de la bibliomanía. San Isidoro de Sevilla, con fines científicos, reunió otra famosa biblioteca en el mismo siglo. San Bonifacio rogaba a sus hermanos de religión que le enviasen libros, que le servían de refrigerio en el yermo. Alcuino volvía de comprar libros en Roma cuando topó con Carlomagno en Parma y se asoció a él en la gran empresa de reavivar la erudición y la literatura. Ricardo de Bury o de Aungerville fue apasionado bibliófilo, tan amante de los libros que no reparaba en disipar sus caudales para conseguirlos. Poseía más libros que todos los demás obispos de Inglaterra; su influencia y ejemplo fueron verdaderamente decisivos.


    El Renacimiento y siglos posteriores. Una de las notas características del Renacimiento es el afán bibliófilo que surge entre los seglares. Petrarca recogió libros en muchas partes de Europa. Antonio Magliabecchi, aprendiz de joyero que llegó a ser bibliotecario de los grandes Duques de Florencia, ganó fama por su profundo conocimiento de los libros y al morir legó a esa ciudad 30 000 volúmenes. Matías Corvino, rey de Hungría, compiló la más selecta y numerosa biblioteca de Europa, que después sería destruida casi enteramente por los turcos. Sir Thomas Moore fue uno de los más cultos bibliófilos. Felipe II, al fundar El Escorial, quiso hacer gala de su munificencia cuando se trató de la Biblioteca, una de las más ricas y famosas del mundo, no ya por el edificio en sí, sino por los libros preciosos, los códices antiquísimos y los manuscritos de incalculable valor. La base de la misma fue la que al tiempo de su formación poseía el mismo Felipe II, y constaba de más de 4000 volúmenes, entre ellos el Códice Áureo. Poco después se añadieron los volúmenes de la Capilla Real de Granada y toda la biblioteca del célebre erudito Antonio Agustín. Sucesivamente se fue enriqueciendo con innumerables tesoros.

    Pero los coleccionistas reales son numerosos. En Francia forman un trío notable Enrique II, Catalina de Médicis y Diana de Poitiers. Margarita de Valois puede considerarse la reina de los bibliófilos; Ana de Austria es famosa por las notables encuadernaciones hechas para ella por Le Gascón, no menos que la reina María Luisa Lesczinska, que confió las suyas a Padeloup. En Inglaterra, Enrique VII fundó la real colección, cedida a la nación por Jorge II. Los nombres de Sir Thomas Bodley y Elias Ashmole son tan famosos en la bibliofilia como el de Jean Grolier y sus sucesores en el continente.

    En los últimos cien años el coleccionismo más notable se da en los Estados Unidos de América, debido a la potencia económica de sus ciudadanos, con los que resulta poco menos que imposible competir en las periódicas subastas y ventas. De esta manera, innumerables tesoros de la vieja Europa han cruzado el Atlántico.

    Campos de la bibliofilia. Cada coleccionista se especializa en temas determinados. Los libros pueden hacerse raros y venderse, sin embargo, a bajo precio. Otros, aun cuando no tan raros, pueden adquirir un gran valor por el gran número de coleccionistas que los pretenden. Shakespeare y los autores isabelinos y preisabelinos en Inglaterra, o Cervantes en España, son siempre favoritos. Percy Bysshe Shelley, Charles Dickens, Robert Louis Stevenson, Joseph Conrad y Rudyard Kipling en Inglaterra alcanzan una estimación muy alta; en Estados Unidos, Edgar Alian Poe, Mark Twain y Walt Whitman. Pero no solamente son los autores los perseguidos por los bibliófilos; éstos pueden ir a la caza de temas determinados, ediciones «príncipe», libros notables por sus ilustraciones y estilo tipográfico. Véase Biblioteca.
Actualizado: 03/06/2010


bíblico 
Ejemplos de oraciones con bibliofilia
« Gracias a su bibliofilia, tiene una biblioteca envidiable en casa. »
« La bibliofilia no tiene límites de edad ni de género. »
« En la feria del libro, descubrí su bibliofilia por las novelas históricas. »
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Análisis de bibliofilia

Usos de bibliofilia

Se emplea como: sustantivo femenino

¿Cómo separar en sílabas bibliofilia?

bi-blio-fi-lia
La palabra bibliofilia tiene 4 sílabas.

¿Dónde tiene acentuación bibliofilia?

Tiene su acento prosódico (sin tilde) en la sílaba: fi
Tipo de acentuación de bibliofilia: Palabra grave (también llana o paroxítona).
Posee diptongo creciente ia.
Posee diptongo creciente io.

Pronunciación de bibliofilia

Pronunciación (AFI): [ bi.βljoˈfi.lja ]

Cantidad de letras, vocales y consonantes de bibliofilia

Palabra inversa: ailifoilbib
Número de letras: 11
Posee un total de 6 vocales: i i o i i a
Y un total de 5 consonantes: b b l f l

¿Es aceptada "bibliofilia" en el diccionario de la RAE?

Ver si existe en el diccionario RAE: bibliofilia (RAE)

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f. = sustantivo femenino
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