En sentido general, cuanto es elemento de fortuna o de riqueza, susceptible de apropiación por el individuo.
La Economía considera como bien todo aquello que puede satisfacer necesidades; el bien económico se define como el que, constituyendo un elemento activo del patrimonio, precisa una actividad para su obtención por cuanto existe de forma limitada o escasa.
El Derecho suele emplear de forma indistinta, o al menos no diferencia con claridad, los términos cosas y bienes.
Cosas son todos aquellos objetos que existen en el mundo exterior y se hallan fuera de nosotros, concepto amplio que dice muy poco al Derecho, porque hay muchas cosas que no pueden ser objeto de relaciones jurídicas (las estrellas, por ejemplo).
El concepto de bien, si por una parte es más estricto, pues comprende solamente aquellas cosas susceptibles de satisfacer necesidades y servir de objeto a relaciones jurídicas, por otra es más amplio, pues incluye además, otros conceptos que no son cosas materiales (servicios, prestaciones, actividades de todo género), pero que tienen aquella aptitud de satisfacer necesidades y ser objeto de relaciones. Por ello, suele distinguirse entre bienes materiales e inmateriales.
En Derecho romano, Ulpiano daba como definición de bien aquello que sirve para «hacer feliz»; según otros autores es lo que sirve para enriquecer o causar placer; para las Partidas, «bienes son llamadas aquellas cosas de que los hombres se sirven y se ayudan».
Los bienes, desde una perspectiva más amplia y contemporánea, pueden clasificarse también en función de su naturaleza y características. Así, encontramos bienes fungibles y no fungibles; los primeros son aquellos que se consumen con el uso y pueden ser reemplazados por otros de la misma especie, calidad y cantidad, como los alimentos o el dinero.
Por otro lado, los bienes no fungibles son únicos en su especie y no pueden ser sustituidos por otros, como las obras de arte o las propiedades inmobiliarias.
Desde el punto de vista de la economía ambiental, se habla también de bienes comunes o recursos comunes, que son aquellos que no pertenecen a un individuo en particular sino a la sociedad en su conjunto, como el aire, los océanos o los bosques.
Estos bienes presentan desafíos particulares en términos de gestión y conservación, dado que su sobreexplotación puede llevar a la extinción o degradación irreversible.
En el ámbito del comercio internacional y la propiedad intelectual, se reconocen los bienes intangibles, que incluyen derechos de autor, patentes, marcas registradas y secretos comerciales. Estos bienes son cruciales para la economía del conocimiento, ya que representan una fuente importante de innovación y competitividad para las empresas y los países.
La digitalización y la tecnología han dado lugar a nuevos tipos de bienes, como los bienes digitales o virtuales. Estos incluyen software, contenido digital (como música, libros electrónicos y películas), así como activos virtuales en videojuegos y plataformas digitales.
La característica principal de estos bienes es que existen en formato electrónico y su distribución se realiza a través de internet.