La arquitectura bizantina se desarrolló a partir del siglo VI d.C., fusionando los ideales orientales de decoración rítmica con la tendencia romana hacia grandes espacios interiores.
Este estilo único se manifiesta principalmente en las iglesias de Bizancio, como la famosa Hagia Sophia, y en edificaciones de ciudades bajo su influencia.
Siria tuvo un papel crucial en esta evolución, aportando elementos que Bizancio perfeccionó, creando así un legado arquitectónico distintivo.
Combinando los ideales orientales de la decoración rítmica de las superficies con la inclinación romana por los grandes espacios interiores, la arquitectura bizantina adquirió hacia el siglo vi d. de J.C., un sello personal de gran originalidad. Aunque se conservan algunos monasterios, palacios y viviendas, los máximos exponentes del estilo han de buscarse en las iglesias de Bizancio (Estambul) y de las ciudades sometidas a su influencia. De todos los países orientales, fue Siria la que mayor influjo ejerció sobre los arquitectos bizantinos. Durante el lento declive de su pericia constructora, Roma echó mano de expertos artesanos sirios y de arquitectos del Asia Menor. De la misma Siria y otros países de Oriente copió Bizancio la planta cruciforme de sus iglesias y los fundamentos del decorado, que luego perfeccionó mediante nuevas combinaciones.
La Hagia Sophia (Iglesia de la Santa Sabiduría, denominada a veces equívocamente Santa Sofía), de Constantinopla o Estambul, representa la culminación de la iglesia bizantina cruciforme. Comenzada el año 532 bajo la dirección de los arquitectos Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles, presenta las características típicas del estilo con su enorme espacio interior ininterrumpido, sus superficies profusamente adornadas y su recio colorido. La Iglesia fue convertida en mezquita a raíz de la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453. Su característica más acusada es la gran cúpula sobre pechinas, flanqueada al E y al O por dos semicúpulas. Los arquitectos bizantinos llevaron a su máxima perfección ese procedimiento, del que había precedentes en Oriente, para pasar de la planta cuadrada a la semicircular en la cúpula. Véase Cúpula.
Los edificios bizantinos siguieron conservando los apoyos columnarios, si bien con un nuevo tipo de capitel bajo, un cimacio, pieza generalmente troncopiramidal, interpuesta entre aquél y el arranque del arco. Generalmente de mármol blanco, enriquecido con oro y tallado mediante la técnica conseguida con el trépano o violín, el capitel se presenta en forma de prisma, que se une a la columna por una parte inferior circular, y por la alta adopta la cuadrada. Para reforzar los efectos de ligereza y amplitud espacial, el color de las paredes de la Hagia Sophia varía desde el gris del mármol, cercano al suelo, al dorado de las bóvedas profusamente decoradas, en lo alto. Las ventanas, muy elevadas bajo los arcos laterales, proporcionan amplia luz. Como en todas las construcciones verdaderamente bizantinas, los elementos estructurales se subordinan a las superficies lisas, donde se despliega una exuberante ornamentación. Aunque el exterior de Hagia Sophia es de sólida apariencia, ofrece una perspectiva caótica como si no obedeciese a ningún plan preconcebido.
Si bien es verdad que todas las iglesias bizantinas se asemejan a Hagia Sophia en que poseen cúpulas, los edificios posteriores ofrecen un conjunto exterior más rebuscado. Destacan sus cúpulas, al interponer entre ellas y las pechinas una linterna o tambor circular de luces. Las fachadas se adornaron con cornisas en que alternaban bandas de ladrillos y piedra y con entrantes arqueados que, a menudo, recibían dibujos policromados.
Este tipo de arquitectura tuvo amplia difusión fuera de Bizancio. En Rávena (Italia), que perteneció al Imperio Bizantino desde el siglo vi al viii, se encuentran iglesias que adoptan traza de basílica con decorados interiores bizantinos: Sant’Àpollinare Nuovo y Sant’Apollinare in Classe. La tumba de Gala Placidia en Rávena (mediados del siglo v), con pequeña planta cruciforme, es típica del bizantino primitivo, con su exterior de ladrillo desnudo; San Vitale, del año 526 d. de J.C., con su cúpula central soportada por arcos y semicúpulas, responde ya a un estilo bizantino más avanzado. La fama de esta arquitectura indujo a Carlomagno a construir su capilla de Aquisgrán a imitación de San Vitale. Véase Aquisgrán.
San Marcos, de Venecia, sólo cede la primacía a Hagia Sophia entre los edificios bizantinos. Al tratar de reconstruir en el siglo xi su iglesia, destruida por el fuego el año 976 d. de J.C., los venecianos contrataron a arquitectos del Oriente Medio. Los planos de la nueva iglesia se basaban en los del desaparecido templo de cinco cúpulas de los Santos Apóstoles, que erigiera Justiniano en Bizancio y el de San Juan de Efeso. Aunque el exterior ha sido modificado en diversas ocasiones, según variados estilos, el interior conserva el estilo peculiar de Bizancio y su decoración original en el coro, púlpito y facistol (v. San Marcos, Iglesia de). La influencia bizantina no sólo se extendió a Venecia y Rávena, sino que llegó hasta Dalmacia, Armenia y Rusia.
Cantidad de letras, vocales y consonantes de bizantina, arquitectura
Palabra inversa: arutcetiuqra ,anitnazib Número de letras: 22 Posee un total de 10 vocales: i a i a a u i e u a Y un total de 11 consonantes: b z n t n r q t c t r
¿Es aceptada "bizantina, arquitectura" en el diccionario de la RAE?