La música bizantina se refiere a la tradición musical religiosa del Imperio Bizantino, que abarca desde el reinado de Constantino el Grande hasta la caída de Constantinopla.
Aunque se pensó que su origen era griego, en realidad proviene de influencias orientales y hebreas.
Este estilo es predominantemente vocal, interpretado por cantores o coros, y se caracteriza por su naturaleza litúrgica, sin el uso de instrumentos hasta el siglo XV.
Comprende la música religiosa del Imperio Bizantino entre el reinado de Constantino el Grande (328 d. de J.C.) y la caída de Constantinopla (1453). Como la lengua de la Iglesia era el griego, se supuso durante mucho tiempo que la música tenía igual procedencia. En realidad, sus orígenes son más bien orientales y hebreos. El sistema modal bizantino, enteramente distinto del griego, se parece mucho al de la Iglesia Occidental.
La música bizantina, puramente vocal, es interpretada por un cantor profesional o un coro al unísono. En ningún documento consta que se emplearan instrumentos en la Iglesia hasta el siglo xv, época en que se tocaba el órgano durante las grandes ceremonias. Con excepción de las «aclamaciones» (cantos ceremoniales empleados como saludo al emperador), la música bizantina se reduce a cantos litúrgicos.
El canto bizantino y el gregoriano tienen muchas características comunes. Ambos son unisonales, diatónicos, carentes de acompañamiento y medida estricta; pero se diferencian por las fuentes de los textos. La Iglesia Occidental adoptó los salmos judíos para la letra, mientras que la Oriental empleó una especie de verso libre, que imitaba a veces la forma propia de los salmos.
Aunque se conserva completa toda la notación neumática desde el siglo x, resulta imposible interpretarla con exactitud. En el siglo xiii se utilizó una notación perfectamente descifrable, que no indica la altura exacta, sino el intervalo. En consecuencia, un salto melódico de mi a sol se indicaba por una t (tercera). La música sigue los acentos de las palabras. El efecto es semejante a un recitado armonioso más que a una melodía.
San Juan Damasceno, teórico del siglo viii, dio a la teoría musical bizantina una forma definida al fijar los ocho modos medievales. En el año 1300, el cantor Juan Kukuzeles introdujo nuevos signos con objeto de hacer la música más florida. Hacia 1400, la introducción de fiorituras y adornos condujo a la degeneración del canto tradicional. En el siglo xviii la interpolación de elementos turcos y árabes, destruyó el tradicional canto bizantino. En el siglo xix, el abad de un monasterio griego, llamado Chrysanthos, simplificó la notación. Aunque Chrysanthos fue educado en la escuela occidental, conservó las escalas orientales y trabajó dentro del marco de la tradición bizantina. Su método se emplea en la interpretación de aquellos cantos.