William Blake (1757-1827) fue un destacado artista y poeta inglés, nacido en Londres.
Desde joven mostró su talento en el dibujo y la grabación, convirtiéndose en aprendiz de un reconocido grabador.
A lo largo de su vida, Blake combinó su pasión por la poesía y las artes visuales, creando obras únicas que fusionaban texto e ilustración.
Aunque su producción fue vasta, su genialidad no fue reconocida en su tiempo, lo que le causó numerosas desilusiones.
Biografía de Blake, William
(1757-1827). Artista y poeta inglés, natural de Londres. A la edad de 10 años fue enviado por su padre, comerciante en mercería, a una escuela de dibujo; a los 14 trabajó de aprendiz con el grabador James Basire y verificó en 1778 su primera exposición en la Real Academia, de la que también había sido discípulo. En 1782 contrajo matrimonio con Catherine Boucher, a quien enseñó a leer, escribir, dibujar y pintar, de modo que le pudiera ayudar en su trabajo. Ganó su vida grabando ilustraciones para los editores de Londres.
Sus primeros versos líricos, Poetical Sketches, escritos en 1769-77, fueron publicados por sus amigos en 1783. Dio a luz personalmente sus últimos libros después de grabar el texto y las ilustraciones sobre placas de cobre. Los pliegos, una vez impresos, habían sido iluminados por Blake o su esposa con acuarelas. La producción artística de Blake es enorme, aunque llamó poco la atención en vida del autor, quien hubo de sufrir por ello muchas desilusiones. Tan fértil era su imaginación que pretendía haber hablado con Moisés, Shakespeare, Milton y otros, incluyendo a su difunto hermano Robert, de quien aseguraba haber aprendido su método único de «iluminación de impresos». Era profundamente religioso, pero enemigo de los convencionalismos en esta materia, como se desprende de sus primeras obras dogmáticas, There Is No Natural Religión, All Religions Are One (c. 1788) y The Everlasting Gospel, que comenzó en 1818 y no llegó a acabar.
Los más conocidos de sus poemas son sus primeras composiciones líricas de Songs of Innocence (1789), que, junto con Songs of Experience (1794), tienden a reflejar, según él afirmaba, «los dos estados extremos del alma humana». Trató de compaginar ambos extremos en su obra en prosa The Marriage of Heaven and Hell (1790), en la que hace contrastar imágenes de armonía bucólica con el horror ante el panorama contemporáneo de injusticia social. Expresa sus ideas políticas anarquistas en su obra French Revolution (1791). Sin embargo, su pensamiento social y metafísico, cualquiera que sea su profundidad, permanece desesperantemente oscuro en su simbolismo, incluso para los más pacientes y benévolos lectores.
En sus ideas políticas aparece influido por la lectura de las obras de Edmund Burke, John Locke, Francis Bacon y, de modo general, por las traducciones que de las obras de Johann Winckelmann realizara J. H. Fuseli. No obstante, el verdadero sentido de muchas de sus producciones ha de buscarse en las ideas de los ocultistas del tipo de Emanuel Swedenborg, Jakob Bóhme y Jacob Bryant. Los largos poemas divagatorios de Blake, llamados por él «profecías», presentan un corte literario más semejante al de la Biblia del rey Jacobo que al de cualquier forma normal de poesía, incluido el verso libre. La torturada y apocalíptica grandeza de libros como Thel (1789), America y A Vision of the Daughters of Albion (1793), Europe y Urizen (1794), Los y Ahania (1795), The Four Zoas (1795-1804), Milton (1804-18) y Jerusalem (1804-20) coloca a Blake al margen de la tradición romántica para entrar de lleno en la línea de los «profetas»: Nietzsche, Dostoiewski, Walt Whitman, Arthur Rimbaud y W. B. Yeats.
Blake el artista. En su arte como en su poesía, Blake mostró su genio impulsivo que colocaba la inspiración por encima de todo. Su credo, «el simple entusiasmo es el todo en todo», fue a la vez su debilidad y su grandeza. A pesar de su «entusiasmo» fue un meticuloso artesano. De su aprendizaje con Basire cosechó la enseñanza de que el dibujo es el fundamento del arte; definía la pintura como «el dibujo en lienzo» y el grabado como «dibujo en cobre». Como sus ídolos artísticos Miguel Ángel, Rafael y Durero, consideraba que «cuanto más clara, fina y distinta es la línea del contorno, más perfecta es la obra artística». Rechazaba de plano el claroscuro afirmando que empañaba el ideal de unos «trazos firmes y determinados carentes de sombras» y renunciaba por. esta razón a copiar a la naturaleza. Mantenía que la naturaleza debía ser aprendida de memoria y recordada, como recuerda el poeta el lenguaje.
Blake es célebre ante todo como acuarelista, aunque también pintó el óleo. Su prevención contra el óleo derivaba de la natural antipatía del acuarelista por el efecto modificador —«enlodador», decía el artista— del aceite sobre el color neto. Como colorista, pertenece a la escuela florentina de ricos y delicados matices más que a la severa escuela veneciana. El sistema de «iluminación de impresos», con el que decoró las mejores de sus obras poéticas, se perfeccionó a partir de 1787. El procedimiento consistía en una variante del Aguafuerte. Con una sustancia resistente al ácido realizaba el dibujo y el texto en negativo sobre placas de cobre que exponía a un agente corrosivo y de este modo lograba una superficie en relieve. Con estas placas imprimía las hojas utilizando tintas adecuadas que armonizasen con el esquema de colores aplicado más tarde. El texto y las ilustraciones formaban de esta suerte parte de un conjunto armónico, en singular maridaje de poesía y arte.
