Canción popular negro-americana que surgió de las canciones de trabajo y «spirituals» tras la emancipación de los esclavos de color. Eran improvisadas vocalmente por el negro deseoso de disipar sus blues (melancolías) y lograr una relativa evasión de su miseria y tristeza. Cantar estos blues supone una evasión esencialmente feliz; de ahí que constituyan una especie de catarsis o purificación. Los blues típicos se componen de tercetos, cantados en progresión armónica de 12 compases, en que se usan solamente las tres cuerdas más comunes de la armonía dominante europea. Los dos primeros versos son similares; el segundo repite al primero con ligera variación de inflexión y melodía. El verso final introduce palabras y melodía diferentes, con lo que proporciona a la vez contraste y sensación de acabamiento. Armónicamente, los cuatro compases primeros acentúan la cuerda tónica (I); los cuatro siguientes la subdominante (IV) y los cuatro últimos la dominante (V). La melodía blue se basa normalmente en una escala especial, en que la tercera y la séptima notas son ligeramente más bajas.
Cuando un cantante de blues se acompaña de una guitarra u otro instrumento, la música se hace antifonal, es decir, el acompañamiento responde al cantante hacia el final de cada verso. Entre los grandes cantantes de blues que impresionaron discos se encuentran «Ma» Rainey, Bessie Smith, «Leadbelly» (Huddie Ledbetter) y «Big Bill» Broonzy. La música de los blues, con su compás regular de 4 por 4, fue adaptada muy pronto a la instrumentación y se convirtió en el alma del jazz. Véase Boogie Woogie; jazz.