La bobina de inducción es un arrollamiento en espiral que se utiliza en diversos dispositivos eléctricos.
Su funcionamiento se basa en el efecto magnético generado por la corriente eléctrica, lo que permite producir fuerzas electromotrices al moverse en un campo magnético.
Este componente ha sido fundamental en la generación de tensiones elevadas y ha encontrado aplicaciones en campos como la electroterapia y los tubos de rayos X, destacándose por su versatilidad y eficacia.
Arrollamiento en espiral empleado en muchos dispositivos eléctricos. El efecto magnético producido por la corriente eléctrica en la bobina y la fuerza electromotriz engendrada cuando se mueve por un campo magnético, son utilizados en muchos aparatos eléctricos. Al ser recorrido por una corriente eléctrica variable, el arrollamiento se convierte en una bobina de inducción o solenoide. La bobina de inducción permite obtener fuerzas electromotrices o tensiones elevadas, sea de tipo pulsativo, sea alterno, empleando pequeñas fuerzas electromotrices. Hasta la aparición del rectificador de arco de mercurio de alta tensión y de la válvula rectificadora electrónica, utilizada conjuntamente con el transformador de alta tensión, fue empleada la bobina de inducción. Durante la segunda mitad del siglo 19 se empleaban en electroterapia pequeñas bobinas de tensión no demasiado elevada y mucho más tarde se aplicaron a los tubos de rayos X. La bobina de inducción se basa en un descubrimiento de Michael Faraday (1791-1867) quien demostró que si se modifica el número de líneas magnéticas o el flujo en una bobina, se produce en los terminales de ésta una fuerza electromotriz o diferencia de potencial, cuyo valor depende de la cuantía del cambio del número de líneas de fuerza. Véase Inductangia.