Stalin ascendió al poder en la Unión Soviética tras la muerte de Vladimir Lenin en 1924. Aunque inicialmente no era considerado como el sucesor natural de Lenin, logró consolidar su poder a través de una serie de maniobras políticas y estrategias.
Uno de los factores clave en el ascenso de Stalin fue su posición como Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), lo que le otorgaba un gran control sobre la burocracia del partido y le permitía tomar decisiones importantes. Además, Stalin utilizó habilidosamente su posición para colocar a sus seguidores en puestos clave dentro del partido y el gobierno, consolidando así su base de poder.
Otro elemento importante en el ascenso de Stalin fue su capacidad para aprovechar las divisiones internas dentro del partido. Tras la muerte de Lenin, se produjo una lucha por el poder entre diferentes facciones dentro del PCUS, como los trotskistas, los zinovievistas y los bujarinistas. Stalin supo aliarse con diferentes grupos en momentos estratégicos, pero también se encargó de eliminar a sus oponentes políticos a través de purgas y represión.
Además, Stalin implementó políticas económicas y sociales que le permitieron ganarse el apoyo de amplios sectores de la sociedad soviética. Por ejemplo, impulsó la industrialización acelerada del país a través de planes quinquenales, lo que generó empleo y mejoras en la infraestructura. Asimismo, implementó políticas que favorecían a los campesinos, como la colectivización de la agricultura.
En resumen, Stalin ascendió al poder en la Unión Soviética aprovechando su posición como Secretario General del PCUS, maniobrando políticamente y eliminando a sus oponentes, y ganándose el apoyo de la sociedad a través de políticas económicas y sociales.
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