Johannes Brahms (1833-1897) fue un destacado compositor alemán nacido en Hamburgo, en una familia modesta.
Desde niño mostró un gran talento musical, aprendiendo a tocar varios instrumentos y contribuyendo al sustento familiar.
Su formación incluyó lecciones de su padre y de maestros como Otto Cossel y Eduard Marxen, quienes fomentaron su autodisciplina.
A los 14 años, comenzó a interpretar sus propias obras, lo que marcó el inicio de una carrera brillante en la música.
Biografía de Brahms, Johannes
(1833-97). Compositor alemán nacido en Hamburgo, en el seno de una modesta y laboriosa familia. Recibió las primeras lecciones de su padre, experto contrabajo que también conocía el violonchelo y la trompa. Más tarde aprendió con Otto Cossel. Cuando contaba 10 años fue Eduard Marxen quien le inculcó la necesaria autodisciplina sin destruir su natural capacidad creadora. Siendo todavía un niño tocaba ya varios instrumentos musicales y ayudaba al sostenimiento familiar actuando en bailes y tabernas. No obstante su limitada educación general, con férrea voluntad se puso al corriente de la Literatura, las Ciencias, la Política y la Filosofía.
A los 14 años se presentó como pianista interpretando sus propias composiciones. A los 20 conoció al violinista húngaro Eduard Reményi, y empezó a acompañarle en sus giras artísticas. Reményi le presentó a Joseph Joachim, otro gran violinista húngaro, y para éste compuso Brahms su único concierto de violín, así como la parte de violín del Doble Concierto. Joachim era un verdadero músico y para Brahms un excelente amigo y competente asesor en materia musical. El le puso en relación con Clara y Robert Sghumann, con los que entabló el joven músico la amistad más trascendente de su vida. En efecto, Schumann anunció al mundo (1853) en la Neue Zeits-chrift für Musik la aparición de un titán de la música, llamado Brahms, estimuló sus dotes de originalidad y le impulsó a alcanzar el triunfo.
Comenzó a desarrollar sus facultades artísticas actuando como director en Lippe-Detmold (1854-58). Por disponer entonces de tiempo suficiente, estudió a los primitivos italianos y compuso con arreglo a los cánones contrapuntísticos. Allí terminó su primer concierto para piano, sus dos serenatas, Opus 11 y 16, y su primer Sexteto para cuerda. En esta misma ciudad comenzó muchas de sus obras corales y tal vez allí naciera su inclinación por la expresión vocal. Durante este tiempo se puso en relación con los editores musicales y consiguió cierta holgura económica.
Desde antes había comenzado a sentir una manifiesta antipatía hacia los compositores contemporáneos, lo que más tarde provocaría gran revuelo público y el antagonismo de muchos colegas. Le irritaban los indisciplinados métodos y las «absurdas teorías» de Richard Wagner, Franz Liszt, Héctor Berlioz y sus seguidores. Ello motivó una famosa carta de protesta dirigida al Neue Zeitsehrijt für Musik con la firma de Brahms, Joachim y otros dos. Aunque tal protesta sólo sirvió para ponerles en ridículo, ya entonces ocupaba Brahms una posición firme en el mundo musical. Después sufrió otros desengaños. En 1859 el Concierto en Re Menor para piano fue recibido fríamente. Por otra parte, nunca le. quisieron nombrar director de orquesta en su natal Hamburgo.
En 1862 partió para Viena, la más musical de las ciudades europeas. Una vez establecido allí, dirigió numerosos grupos corales y estrenó sus dos obras para coro, Ein deutsches Requiem (Requiem Alemán) y Schicksalslied (La canción del Destino). Allí pasó el resto de su vida, con excepción de sus jiras como pianista o director de orquesta y sus frecuentes vacaciones.
Las composiciones pianísticas se suceden desde el primero al último año de su carrera musical. La Sonata en Do mayor para piano apareció como O pus I en 1853; la última, los Klavierstücke, Opus 119, en 1893. Los cinco primeros «opus» incluyen tres sonatas para piano. Las más notables de sus variaciones son Variaciones y fuga sobre un tema de Händel y las escritas sobre un tema de Nicoló Paganini. Suscitado por Reményi y Joachim su interés por la música húngara, concibió sus numerosas danzas húngaras para piano. Los dos conciertos para piano figuran entre sus obras más atormentadas. Para piano compuso baladas, scherzos, rapsodias, caprichos e intermedios; entre ellos resaltan los «intermezzi» de sus últimos años, tan reflexivos e íntimos.
La música de cámara de Brahms brotó en la plena madurez de su vida y en sus años postreros. Las tres sonatas para violín, obras maestras y en parte sumamente poéticas, así como su concierto para violín, figuran en el clásico repertorio violinístico. Las dos sonatas para violonchelo, aunque no tan populares, se ajustan particularmente bien al timbre de este instrumento. Otras dos sonatas para clarinete fueron compuestas tras oir al clarinetista Richard Mühlfield. Inspirándose en la ejecución de éste compuso posteriormente varias obras que se adaptan admirablemente a dicho instrumento. Su restante música de cámara incluye numerosos cuartetos, tríos y sextetos; toda ella es de rica sonoridad y revela un perfecto dominio del contrapunto.
La primera de sus cuatro sinfonías apareció cuando Brahms contaba 44 años. Presentía que las sinfonías beethovenianas eclipsarían a todas las demás producciones de este género; y en vida suya sólo con suma dificultad lograron abrirse paso algunas de esas cuatro sinfonías, no obstante ser poderosas y emotivas y estar apoyadas en una rica y madura instrumentación.
A lo largo de su vida produjo numerosas canciones, que le colocan entre los mejores liederistas. Su amor a la poesía se evidencia tanto en estas canciones como en los duetos, cuartetos vocales y obras corales. Junto con Wagner representa Brahms la postrera evolución del romanticismo musical germánico. Instruido en los conceptos tradicionales de Bach, Mozart, Haydn y Beethoven, el carácter y forma musicales de Brahms nunca fueron fundamentalmente opuestos a los de los maestros de fines del siglo xvii y del xviii. Manejaba admirablemente el contrapunto y la armonía. Su constante autocrítica originó una perfección técnica que era bien rara en su día. En todas las etapas de su vida brilló como compositor fecundo, aunque no son menos loables su férrea voluntad y laboriosidad infatigable.
