Anton Bruckner (1824-96) fue un destacado compositor austríaco, nacido en Ansfelden.
Desde joven, su vida estuvo marcada por la música, comenzando como infante de coro en el monasterio de San Florián.
Su formación se enriqueció bajo la tutela de Simón Sechter en Viena.
Bruckner es conocido por sus nueve sinfonías, entre las que destacan la Cuarta, Séptima y Novena, así como por su profunda música coral, influenciada por su devoción a Wagner y la tradición barroca.
Biografía de Bruckner, Anton
(1824-96). Compositor austríaco, nacido en Ansfelden. En 1837 entró como infante de coro en el cercano monasterio de San Florián, donde comenzó a enseñar música en 1845 y fue nombrado organista en 1848. A la sazón visitaba con frecuencia Viena para estudiar con Simón Sechter. De 1868 a 1891 enseñó armonía y contrapunto en el Conservatorio de Música de Viena. Ejerció gran influencia en su desarrollo musical su devoción a Wagner, a quien conoció en 1865.
Entre sus composiciones figuran nueve sinfonías, varias misas y diversas obras corales. De sus sinfonías se consideran las mejores la Cuarta o «Romántica», la Séptima y la Novena o «Inacabada». Algunos críticos estiman que su música coral es aún superior y que su estilo deriva de la música coral barroca del siglo xvii. Su producción tiene un carácter fundamentalmente religioso y aparece impregnada de melodías espontáneas y de impotentes contrastes instrumentales y temáticos. El principal cambio introducido por él en la forma sinfónica consistió en sustituir los temas por grupos temáticos en el primer tiempo. Desde el principio su música fue objeto de apasionadas discusiones. A causa de su wagnerismo, lo criticaron Brahms y sus partidarios, crítica que hicieron suya autores posteriores, los cuales calificaron sus obras de demasiado largas, salpicadas de pausas y sonidos graves y presentadas con una orquestación demasiado densa. Sin embargo, al publicarse durante la década de 1930 las partituras originales de su música, se vinieron abajo muchas de esas imputaciones. Repletas de largos crescendos y pasajes en que los grupos instrumentales se contraponen alternativamente, sus composiciones tienen una gracia y grandeza rítmicas, que las sitúan entre las más elevadas y sublimes de la literatura orquestal.