El término bufón o bufona se refiere a un personaje que tiene la habilidad de hacer reír a los demás.
Tradicionalmente, estos individuos han sido parte de espectáculos y representaciones, utilizando el humor, la sátira y la comedia para entretener al público.
Su papel es fundamental en la cultura, ya que no solo divierten, sino que también pueden ofrecer críticas sociales a través de su arte.
Origen etimológico de bufón: proviene del italiano buffone
Segundo diccionario: bufón
m. Buhonero. [|| m. El que lleva o vende objetos de buhonería. ver: buhonero]2º artículo
m. Argent. Revólver, en el lenguaje lunfardo.
♦ Esta acepción se emplea en: Argentina3º artículo
Origen de la palabra: (ital. buffone, y éste de buffo.)
adj. Chocarrero.
m. y f. Truhán que se ocupa de hacer reír.4º artículo
Persona al servicio de reyes y magnates, encargada de recrear a la Corte con sus chanzas, sátiras, canciones o poesías. Deriva evidentemente del juglar o trovador medieval, pero las delicadas y heroicas gestas que éstos cantaron eran, en boca de los bufones, groseras historias picantes y satíricas. El bufón data en realidad del Imperio Romano, tomó carta de naturaleza en la Edad Media y perduró hasta el Renacimiento. Famosos fueron Thévenin de St. Leger, bufón de Carlos V de Francia; Triboulet, inmortalizado por Rabelais, de Luis XII; Will Somers, de Enrique VIII; Archie Armstrong, de Jacobo I; Don Nicolasito, de Felipe IV. Como institución cortesana, el bufón no parece haber sobrevivido al absolutismo. Las primeras personas que desempeñaron tal oficio fueron posiblemente verdaderos locos o cortos de espíritu, pero con el tiempo evolucionaron: su pretendida «locura» era una simple defensa contra las iras de los ofendidos por sus ingeniosas pero punzantes sátiras. De tal carácter son los bufones que nos presentan Shakespeare en As Tou Like It o Víctor Hugo en Le roi s'amuse. El atavío tradicional del bufón, traje bicolor, gorro en cresta de gallo, orejas de asno y bastón o marotte, es, posiblemente, una copia (siglo xiv) de la llamada Fiesta de los Locos, celebrada en Año Nuevo por sacristanes y personal inferior de las catedrales, en que se tomaba a chacota el servicio divino. Los gorros representaban probablemente las máscaras de animales de origen sacrificial que llevaban los festejantes paganos en la misma época del año. Tales francachelas constituyen, pues, un nexo de unión entre el loco cortesano y el bufón grotesco, que, con gorro de piel y cola de vaca, divertía al pueblo en las mojigangas y bailes de máscaras.