La expresión cabeza de hierro se utiliza para describir a una persona que es terca o obstinada, alguien que se aferra a sus ideas y opiniones sin considerar otras perspectivas.
Esta metáfora evoca la imagen de una cabeza dura, que no cede ni se deja influir fácilmente.
En el uso cotidiano, se aplica a quienes muestran resistencia al cambio o a la persuasión, reflejando una actitud firme y, a veces, inflexible.