Cádiz es la capital de la provincia española del mismo nombre y se destaca como la ciudad más antigua «viva» de Europa occidental.
Situada en un pequeño tómbolo, su geografía ha favorecido su ocupación desde tiempos remotos.
Rodeada por la Bahía de Cádiz, esta ciudad costera controla importantes rutas marítimas, siendo un punto estratégico entre el Atlántico y el Mediterráneo.
Su rica historia y ubicación la convierten en un lugar único en el mapa español.
Cadiz, ciudad (España)
Cap. de la prov. española de su nombre, la más antigua de las ciudades «vivas» de la Europa occidental, la primera en importancia de las poblaciones costeras del golfo homónimo y la mayor ciudad del conjunto urbano que rodea la Bahía de Cádiz. Su población se concentra en el estrecho espacio del tómbolo que aseguró el nacimiento de la ciudad al garantizar el aprovechamiento de una situación geográfica que fue el origen de su ocupación temprana. Ocupa una pequeña isla plana, parte de la antigua del León, que aparece unida a tierra firme por una estrecha y poco elevada lengua arenosa que, en conjunto, cierra por el sur la bahía, en cuya orilla norte desembocan el Guadalete y el Guadalquivir. Su situación en el fondo costero del mar Hispánico o Golfo de Cádiz, que delimitan el Estrecho de Gibraltar y el Cabo de San Vicente, se beneficia de enfrentarse con las rutas atlánticas, controlar la entrada del Mediterráneo y dominar el acceso a la depresión del Guadalquivir. De aquí la esencia de su vida marinera y la precocidad de su nacimiento a ella.
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Vida económica. Cádiz es ante todo un puerto, uno de los principales de España por el número de barcos y el volumen de pasajeros que embarcan y desembarcan en sus muelles, consecuencia lógica de ser punto de escala para todos aquellos barcos que se dirigen desde el Mediterráneo al Atlántico; es también el enlace principal con el África septentrional y con las nuevas provincias africanas. En los últimos años el puerto franco ha favorecido el crecimiento del tráfico de mercancías, en especial de las procedentes de Sudamérica. La actividad portuaria ha fijado su impronta en la vida y fisonomía gaditanas, tanto por sí misma como por haber creado una importante industria: la de construcciones navales. La bahía de Cádiz constituye el segundo distrito naval español; nacido por el apoyo real —Arsenal de la Carraca en 1790—, inició una nueva etapa a principios del siglo XX, en que la Sociedad Española de Construcción Naval se hizo cargo de los antiguos astilleros de Matagorda y del Arsenal; a ellos se agregó más tarde la factoría Echevarrieta, hoy «Astilleros de Cádiz, S. A.», el varadero de Los Puntales y las fábricas de cañones de La Carraca, del INI, y San Carlos, de la S. E. de Construcción Naval. Finalmente el gran dique seco de Nuestra Señora del Rosario, también del INI, atrae, por su espléndida situación y magnífico utillaje, numerosos barcos extranjeros, especialmente petroleros. Luego la «Empresa Nacional Bazán de Construcciones Navales», filial del INI, controló La Carraca, con su fábrica artillera (En el año 2000 Bazán se fusionó con Astilleros Españoles (AESA), dando lugar a la astillera estatal Izar. Hasta entonces poseía astilleros en Cartagena, Ferrol y San Fernando. En 2005 otra reestructuración del sector dio como resultado la empresa actual, Navantia)
Estas actividades fabriles se complementan con la factoría de Los Puntales, de la empresa «Construcciones Aeronáuticas, S. A.» (INI), establecida en 1926 para fabricar hidroaviones métálicos y hoy dedicada a construir aviones-escuela, avionetas y diverso material aéreo; con «Industrias Gaditanas de Frío Industrial, S. A.», que abastece de hielo a los pescadores del puerto, y diversas industrias de harinas, cerveza, productos lácteos, derivados del café, cacao y azúcar.
La potencia portuaria e industrial de Cádiz, junto a su función político-administrativa —capital del Departamento Marítimo y de la provincia, audiencia provincial, obispado, centro cultural de importancia, etc.— explica su importante comercio, que irradia a una gran parte de la provincia. La actividad mercantil y oficial anima la parte urbana más próxima al puerto, donde se encuentra el centro vital de Cádiz.
Dominan en la ciudad las calles estrechas y rectas, en las que las casas típicas, de varios pisos, deben resolver en elevación el problema de espacio, muy escaso todavía. Son característicos sus amplios y frescos patios y las monumentales escaleras. Las casas aparecen normalmente cubiertas por terrados sobre los que se levantan torres. Cádiz posee magníficos parques y toda ella ofrece un aspecto muy agradable; ello, unido a su excelente clima, la ha convertido en importante centro turístico y la ha hecho acreedora al epíteto de «Tacita de Plata».
Artísticamente destacan su Catedral, neoclásica de los siglos xviii y xix, así como el Oratorio de San Felipe Neri, monumento nacional; la iglesia de Santa Cruz, antigua catedral, reconstruida en barroco a partir de 1602; el puente de Zuazo; el Museo de Bellas Artes, que cuenta con una magnífica colección de cuadros de Zurbarán, procedentes de la Cartuja de Jerez, y obras excelentes de Goya, Murillo y Herrera; el Hospital Mora, el Hotel Atlántico, el Gran Teatro y otros monumentos. Por esa misma belleza y su maravillosa situación, sus playas atraen en todo tiempo a numerosos forasteros.