La caja fuerte es un dispositivo de seguridad diseñado para proteger objetos valiosos de robos, incendios y desastres naturales.
Se caracteriza por su resistencia, siendo más robusta que una caja de caudales pero menos que una cámara acorazada.
Su estructura, compuesta de acero, hormigón y materiales aislantes, garantiza la seguridad del contenido frente a diversas amenazas, asegurando así la integridad de lo que se guarda en su interior.
Caja acorazada, muy resistente, destinada a la protección de objetos valiosos contra robos, incendios y desastres naturales como inundaciones, tornados y terremotos. Suele tener tamaño y resistencia intermedios entre la caja de caudales y la cámara acorazada. Las cajas provistas de cerraduras son muy antiguas, pero apenas experimentaron cambios hasta el siglo xix. La creciente producción de acero en aquella época permitió fabricar arcas muy resistentes y eficaces mecanismos de cierre.
Las paredes y puertas de las modernas cajas fuertes son de acero o de combinaciones de acero, hormigón y materiales aislantes. Se utilizan durísimas aleaciones de acero que resisten a los taladros y sopletes de los ladrones. Las combinaciones de acero y hormigón proporcionan gran resistencia al aplastamiento cuando la caja fuerte queda enterrada entre las ruinas de un edificio. Los materiales aislantes protegen contra el calor de los incendios e impiden la destrucción del contenido de la caja. Los poderosos cerrojos encargados de mantener cerradas las puertas son accionados por medio de una manilla que puede bloquearse mediante un sistema de discos numerados. Quienes conocen la combinación numérica necesaria para hacer funcionar el mecanismo pueden liberar la manilla girando los discos hasta colocar los números adecuados en el orden requerido. Véase Cerrajas y llaves.