El término cálice se refiere, en su acepción más antigua, a un cáliz, que es un vaso sagrado, generalmente de oro o plata, utilizado en la misa para contener el vino que se consagra.
Aunque esta definición es considerada anticuada y está en desuso, el cálice sigue siendo un símbolo importante en diversas tradiciones religiosas, representando la conexión entre lo divino y lo humano.