La caloricidad es una propiedad vital que permite a los animales mantener una temperatura interna superior a la del ambiente que los rodea.
Esta característica es fundamental para su supervivencia, ya que les ayuda a regular procesos metabólicos y a adaptarse a diferentes condiciones ambientales.
La caloricidad es un aspecto clave en la fisiología animal, reflejando la capacidad de los organismos para conservar el calor y funcionar de manera óptima.