Pérdida temporal o permanente del cabello. Para el crecimiento normal del pelo, los folículos pilosos tienen que estar sanos y activos. Si son destruidos, se produce la calvicie permanente; si no llegan a desarrollarse, la calvicie, total y permanente, será congénita.
La alopecia que sigue a algunas enfermedades es, generalmente, transitoria. La calvicie permanente por la caída gradual del cabello en el transcurso de los años, más común en el hombre que en la mujer, es hereditaria y relacionada con la secreción de las glándulas sexuales. Un hombre puede perder el pelo por las sienes, la coronilla o toda la cabeza, según el curso que la calvicie de sus predecesores haya seguido. Los folículos pilosos pierden su facultad de nutrir y producir pelo, dando lugar a estos tipos de alopecia. El hombre que haya heredado esta clase de calvicie se quedará calvo tanto si lleva la cabeza destocada como si usa sombreros apretados y a pesar de cualquier tratamiento del cuero cabelludo a base de tónicos que le puedan ser recomendados.
La calvicie que se presenta en zonas aisladas, generalmente de forma oval, como a brochazos, se denomina alopecia areata y puede obedecer a trastornos nerviosos. Entre otras posibles causas figuran las enfermedades del cuero cabelludo, la tiña, enfermedades de la piel, tales como la esclerodermia o generales, como la sífilis. En las enfermedades febriles y depauperantes, la pérdida de pelo puede ser general. El crecimiento del pelo se reanuda cuando se cura la enfermedad causante de su caída