El calzado ha recorrido un largo camino desde sus orígenes, donde un artesano creaba sandalias con fibras de junco.
A lo largo de más de 800 generaciones, la industria del calzado ha evolucionado, fusionando talento artístico y destreza manual.
Desde las sencillas sandalias de los antiguos griegos hasta las elaboradas botas medievales, cada época ha dejado su huella en la fabricación y diseño de calzado, reflejando la diversidad cultural y estética de la humanidad.
calzado (historia, industria y fabricación)
Más de 800 generaciones han transcurrido desde que un primer artesano trenzara sobre sus rodillas las flexibles fibras, ablandadas por el agua, que extrajo de un junco maduro para elaborar las sandalias que habían de utilizar él y su familia. Desde entonces, la industria del calzado se ha beneficiado con aportaciones de sorprendente talento artístico y creador unidas a una destreza manual de primer orden. La rudimentaria sandalia de los antiguos griegos y egipcios o la abarca de los primitivos vascos evolucionaron hasta el zapato y la bota. Los romanos utilizaban sandalias que llamaban soleas, zapatos o cálceos y botas o coturnos. El coturno teatral tenía más de zapato, con gruesa suela de corcho que realzara la estatura de los actores. Durante la Edad Media, la Europa septentrional calzó botas o borceguíes de piel, sin adorno alguno, en contraste con la desbordante fantasía oriental que recargaba de adornos y piedras preciosas sus babuchas y botas altas. La influencia que el arte oriental ejerció sobre los europeos se deja sentir en el calzado de los nobles de la Edad Moderna. Sin embargo, tal tipo de calzado era privativo de las clases privilegiadas. Los plebeyos continuaron utilizando calzado de piel, a veces tan primitivo como los rústicos modelos de la antigüedad.
Hasta 1700, los zapateros trabajaban de pueblo en pueblo y de casa en casa, transportando con ellos el instrumental y cuero necesarios para reparar o hacer zapatos a familias completas. A veces, los granjeros curtían sus propios cueros en noques colocados en lugares próximos a un manantial, con el borde superior a ras de tierra. Colocaban en el noque una capa de pieles que era rociada con corteza de abeto en abundancia y superponían una nueva capa para repetir el proceso hasta que todas las pieles estaban en el noque o hasta que éste se llenaba; entonces se añadía agua. Las pieles quedaban en remojo durante dos o tres semanas, al cabo de las cuales se renovaba el curtiente. Si la operación comenzaba durante el otoño, las pieles permanecían en el noque hasta la primavera, en que aparecían ya completamente curtidas.
Manufactura moderna
La primera máquina para fabricar zapatos de que se tiene noticia es la construida en 1810 por Sir Isambard M. Brunel, padre del constructor del túnel del Támesis; los zapateros británicos la emplearon para fabricar zapatos militares sin costura. Los documentos de la patente nos la presentan como una prensa con planchas sujetadoras en forma de suela que comprimían el cuero para que pudiera ser cortado a cuchillo. Un émbolo accionado por una palanca y provisto de un punzón o lezna en su extremo descendía sobre la suela sujeta a una horma y perforaba los agujeros en que se colocaban a mano los clavos. Después de colocado un clavo, la lezna abría nuevo agujero para el siguiente.
Al colocar el ojo de la aguja en la punta en lugar de en la extremidad posterior, Elias Howe, Jr. creó la primera máquina de coser práctica (1846), ahorró muchas horas de laboriosa tarea casera e, inmediatamente, revolucionó la industria del calzado. Su invento, adaptado a la citada industria en 1851 por John Brooks Nichols, fue el primer paso importante para el cosido a máquina de los zapatos. Desde entonces, incontable número de nuevas máquinas y procedimientos permiten a los fabricantes lanzar al mercado anualmente miles de millones de pares de zapatos. A continuación, se resumen algunos de los principales procesos de fabricación.
Procedimiento de viras Goodyear. El calzado de viras Goodyear tiene una suela interior y otra exterior. Para obtener una superficie interior totalmente lisa, la suela y la pala van unidas por una doble costura dispuesta en tal posición que nunca entra en contacto con el pie. La costura interior une el forro con la vira y 1a. exterior sujeta la vira a la suela externa. Ya se fabricaban zapatos con viras en 1475, pero el procedimiento no gozó de general aceptación hasta 1874, en que Charles Goodyear, Jr. perfeccionó la ribeteadora de viras Goodyear. El sistema es muy utilizado en calzado de caballero, en el de paseo de señora y en el de niño.
Procedimiento McKay. El zapato McKay tiene una suela interior, sobre la que es ahormada la pala, y otra exterior. La costura McKay, un punto de cadeneta, une firmemente la suela interior, la exterior y la pala. El sistema, creado por Lyman R. Blake en 1858, fue perfeccionado por Gordon McKay.
Procedimiento de vuelta. Los zapatos de este tipo tienen suela y costura únicas. Reciben su nombre porque la suela y la pala se cosen a punto de cadeneta horizontal mientras están vueltas del revés sobre la horma. Los artesanos de Francia desarrollaron este procedimiento que, sin embargo, era ya conocido y muy utilizado 2000 años a. de Jesucristo.
Procedimiento de costura inferior. El modelo más sencillo consta de dos partes: suela y pala. Otros modelos tienen dos suelas e incluso tres cuando se requiere una duración excepcional. Al coser la suela interior con la pala, el borde ahormado de ésta se dobla hacia afuera en lugar de hacia adentro, como ocurre en los procedimientos Goodyear o McKay. En la horma se unen con aglutinante la pala y la suela exterior, unión que refuerza una costura de puntada cerrada que rodea totalmente al zapato por el borde exterior de la suela. El procedimiento es de especial aplicación en zapatos de niño.
Procedimiento sin costura. El zapato sin costura puede tener suela interior o exterior o suela única: A veces, la pala y la suela interior se ajustan temporalmente con clavos o grapas. El procedimiento une la suela exterior, la pala y la suela interior por medio de colas, sin emplear bramante de coser suelas. El resultado de esta unión depende del adhesivo utilizado, la exactitud en los detalles de la manufactura y la fortaleza de los materiales unidos. Los calzados de este tipo aparecieron por el 1858, pero el procedimiento no fue incorporado a la industria moderna hasta 1928. Tiene su mayor empleo en el calzado de señora, aunque también se utiliza en ciertos modelos de caballero y niño.
Procedimiento de ahormado. Este proceso exige precisión en el trazado de los modelos y en el corte y cosido de la pala, lengüeta y plantilla. La pala y la lengüeta se cosen juntas; a veces, la plantilla va cosida simultáneamente a la pala y a la lengüeta. Después se desliza la horma dentro de la pala. A diferencia de los demás procedimientos, éste no ofrece oportunidad de eliminar el material en exceso durante el ahormado y por ello constituye zapatería de precisión que requiere exactitud en el corte y cosido para asegurar un perfecto ajuste del calzado terminado. Una vez insertada la horma y colocado en lugar debido el piso, se ahorma la plantilla y se unen el talón y la suela, generalmente por medio de adhesivos. Este procedimiento es muy utilizado en calzado de deporte o de casa para señoras.
Diseños clásicos. Prácticamente todos los diseños clásicos de zapatos pueden reducirse a 16 modelos fundamentales que han sabido conservar el favor del público a través de varios siglos. Con frecuencia el diseñador de zapatos repasa la historia de la moda para lanzar innovaciones que al usuario pueden parecer originales, pero que no son sino viejas ideas adaptadas a modernas necesidades. El más antiguo de los 16 modelos básicos es la sandalia, creada hace unos 4000 años por los egipcios. El balmoral es un zapato cerrado, con cinco o seis ojales, que toma su nombre del castillo de Balmoral, en Aberdeenshire (Escocia), donde la reina Victoria y el príncipe Alberto pusieron en boga varios modelos, entre ellos el que hoy en día goza de tanta aceptación entre los caballeros. El balmoral, de estilizada apariencia, es modelo favorito para los tipos de calzado estrecho. El blücher, zapato abierto de cordones debe su nombre al general Blücher y está relacionado con la batalla de Waterloo. Blücher no concibió el modelo, pero fue quien lo adoptó para sus soldados. El modelo tiene una lengüeta cortada en la misma pieza que la pala y sus orejas montan sobre la pala. El blücher es un modelo básico tanto para calzado civil de caballero y señora como para zapatos militares y botas.
El zapato en pico, ensanchable en su parte delantera o a la altura del empeine, es un modelo inglés creado por J. Sparkes Hall, de Londres, en 1836. El jodhpur es una bota de media caña con dos ojales, diseñada hace siglos por los persas. Los monjes de los Alpes utilizaban hace siglos calzado de tres piezas con hebilla lateral: la sandalia de monje. En la Escocia de los antiguos tiempos gaélicos apareció la lazada frontal en ranuras que caracteriza al ghillie. En 1790 fue creado en Irlanda el brogue, pesado zapato a prueba de agua derivado de la primitiva abarca. El conde D'Orsay lanzó en Francia, en 1840, el escarpín que lleva su nombre, cortado en V por la parte superior. El kiltie, así llamado por la lengüeta que cubre los lazos (kilty es faldilla en escocés) corresponde al endromis de las muchachas griegas que participaban en los juegos atléticos del año 100 a. de J.C. Los sumerios de la antigua Babilonia crearon la pantufla, zapatilla para uso doméstico sin orejas ni contrafuerte. Chinela es un término muy amplio, que suele aplicarse al calzado con uno o dos tirantes sobre el empeine y que ya utilizaron hace siglos los egipcios. América contribuye a la lista con el mocasín, concebido por los indios norteamericanos, modelo básico en el sentido más amplio de la palabra y popular tipo de calzado para deporte, paseo y uso doméstico.
Calzado de seguridad. En 1925 aparecieron los protectores de pies, hechos de acero, para los trabajadores de industrias peligrosas. Desde entonces se han elaborado diversos tipos de calzados de seguridad confortable con gran variedad de estilos y materiales. Pueden ser muy resistentes a las grasas, productos químicos, calor o abrasivos, y contar con suelas antideslizantes o aislantes. Una de sus principales características suele ser la puntera reforzada, apoyada sobre orejas sujetas a la suela. El refuerzo de la puntera, normalmente de acero, puede ser de fibra dura y plástico cuando los materiales conductores de electricidad representan un peligro, como lo son para electricistas o vigilantes de ferrocarriles electrificados. El calzado para trabajadores en instalaciones eléctricas debe estar desprovisto de todo accesorio metálico y sus suelas y talones han de estar cosidos o asegurados con escarpias de madera.