Las campanas han sido parte integral de la cultura y la comunicación a lo largo de la historia, destacándose por su modelado y fabricación en diversos materiales.
Desde las primitivas campanas de metal, que se creaban mediante técnicas como el remachado y el batido, hasta las modernas, donde predomina la fundición, su diseño ha evolucionado.
La forma de copa y la aleación de cobre y estaño son esenciales para lograr un sonido rico y voluminoso, manteniendo tradiciones que perduran desde el medievo.
campanas: modelado y fabricación
En su confección han adoptado las más variadas formas y materiales. Algunas campanas primitivas de metal se fabricaron remachando simplemente planchas metálicas; otras veces se batía el metal hasta darle forma. Sin embargo, para la mayor parte se empleó la fundición, procedimiento seguido también en la fabricación moderna. En general, la forma más idónea y preferida es la de copa y el mejor material una aleación de cobre y estaño, ya que las campanas han de poseer volumen y riqueza de tono. La proporción de la aleación es de tres a cuatro partes de cobre por una de estaño. Cuanto más delgada sea una campana en proporción a su tamaño, tanto más bajo será su sonido. La parte más gruesa es el borde, lugar donde se golpea.
El arte de fundir campanas no ha experimentado apenas variaciones desde el medievo. Las campanas se funden sobre un molde atenido a su forma, cubierto por otro mayor. El metal líquido se vierte por una abertura situada en el extremo superior hasta que el espacio entre las dos partes quede lleno. Una vez enfriado el líquido, la campana se separa del molde, se desbasta y se pule. Si ha de tener un tono determinado, se coloca en un torno especial que rebaja el metal en los lugares necesarios para que se eleve o descienda el tono. Además de la nota principal producida, en una campana de buen tono se obtienen armónicos naturales. Véase Sonido, Tonos musicales.
Cómo se tocan las campanas. Las campanas se voltean o tañen. Para lo primero van provistas de una barra de metal, pendiente en el interior, llamada badajo, que golpea el borde de la campana al ser ésta volteada. Los repiques de conjuntos de campanas afinadas en relación unas con otras producen a veces efectos verdaderamente artísticos. El arte de tocar las campanas, valiéndose de la posibilidad de golpearlas en diferente orden, de acuerdo con una pauta establecida, se llama repique. El número de campanas determina el de secuencias o cambio posibles; por ejemplo, 3 campanas permiten 6 cambios; 6, 720; 12, 479001600. En los repiques intervienen de 3 a 12 campanas.
Las campanas pueden ser tañidas de varios modos, aunque por «tañido» se entiende generalmente el acto de golpear la campana con su propio badajo, un martillo o una maza de madera.