Esta acepción de "cándido/a" describe a una persona que se caracteriza por su pureza y simplicidad en su forma de ser, mostrando una falta de malicia o doblez en sus intenciones o acciones.
Es alguien que actúa con naturalidad y transparencia, sin buscar engañar a los demás o sacar provecho de situaciones mediante el engaño.
La candidez, en este sentido, puede ser vista tanto como una virtud por la honestidad que implica, como un punto débil si se considera desde la perspectiva de la facilidad con la que estas personas pueden ser engañadas debido a su confianza y falta de sospecha hacia los demás.
Ejemplos de uso: "María es tan cándida que nunca se da cuenta cuando intentan tomarle el pelo."
"Su naturaleza cándida lo hace un blanco fácil para los estafadores."
En su sentido figurado, "cándido/a" se utiliza para describir actitudes, expresiones o comportamientos que son simples y desprovistos de cualquier tipo de malicia o intención oculta.
Esta acepción enfatiza la pureza y la inocencia en las acciones o palabras de una persona, sugiriendo que no hay segundas intenciones detrás de ellas.
La candidez, aquí, se asocia con una forma de ser auténtica y transparente, donde lo que se ve o se escucha es genuino y no está manipulado por intereses personales o agendas ocultas.
Ejemplos de uso: "Su comentario fue tan cándido que todos en la sala se sintieron inmediatamente más cómodos."
"A pesar de las complejidades del debate, su respuesta fue cándida y directa."
Origen etimológico de cándido: proviene de la palabra latina candidus (blanco brillante)