El canto llano es un estilo de música sagrada antigua, también conocido como canto gregoriano, que se caracteriza por su recitación melódica de textos religiosos.
Este tipo de canto, que no sigue una métrica estricta, utiliza valores isócronos y se basa en escalas llamadas modos, que ofrecen una variedad más rica que las escalas modernas.
Su esencia radica en la interpretación al unísono, creando una atmósfera espiritual única en la liturgia cristiana.
Término sinónimo de Canto gregoriano, Música gregoriana y Cantas firmas, que designa un tipo especial no mensurado de música sagrada antigua, de valores isócronos, que la Iglesia puso al servicio de los textos religiosos desde el comienzo de la Era cristiana. Es peculiar del canto llano la recitación de cierto número de palabras en una tesitura determinada, cuya duración depende de la cantidad de ellas adscritas al periodo, para desembocar en una serie de notas perfectamente medidas, que en la primera mitad del versículo componen la «mediación» y en la segunda la «terminación». Sus características principales son: 1) carácter recitativo en oposición a la llamada música mensurata; 2) los modos o escalas en que está escrita, los cuales se denominan auténticos o plágales según la posición de los semitonos y son más numerosos y variados que los modernos mayor y menor; 3) el hecho de ser cantada (originalmente) al unísono. A medida que se fueron desarrollando los modernos conceptos de armonía, la composición de música gregoriana fue disminuyendo gradualmente, aunque su influencia sobre otras formas musicales subsistió hasta el siglo xvi. En la actualidad su uso se limita a la Iglesia Católica y a la Alta Iglesia Anglicana. Aunque el gregoriano se llegó a armonizar posteriormente acompañándolo con el órgano, ahora se tiende a conservar su primitiva pureza unisonal sin acompañamiento. En 1903, el papa Pío X impuso su restauración, con lo que esta música religiosa ha recibido extraordinario auge.