El carro de combate es un vehículo armado, autopropulsado y blindado, diseñado para ofrecer movilidad y potencia de fuego en el campo de batalla.
Su historia se remonta a la I Guerra Mundial, donde se utilizó por primera vez para romper el estancamiento de la guerra de trincheras.
Este vehículo se convirtió en un elemento clave de las fuerzas mecanizadas, apoyando a la infantería en operaciones ofensivas y defensivas, gracias a su capacidad de choque y protección para la tripulación.
Vehículo armado, autopropulsado y blindado, con tracción tipo cadena-oruga, cuya eficacia estriba en la movilidad, potencia de fuego, capacidad de choque y seguridad de su tripulación. El carro, como elemento básico de una moderna fuerza mecanizada de combate, se destina principalmente a operaciones de acción ofensiva en cooperación con las unidades de infantería; en operaciones defensivas, su principal misión es el contraataque, aunque su potencia de fuego desde posiciones protegidas o enterradas puede también proporcionar resultados satisfactorios contra ataques enemigos.
El carro de combate se empleó por primera vez durante la I Guerra Mundial para superar el punto muerto de la guerra de trincheras del frente occidental y contrarrestar el fuego de las armas automáticas. La idea de un vehículo autopropulsado y capaz de desenvolverse en cualquier terreno en apoyo de la infantería se concibió a finales de 1914; su forma típica, con su larga cadena-oruga, encontraba un antecedente en el tractor Holt americano empleado en los trabajos agrícolas. Los franceses e ingleses, por los años 1915 y 1916, se afanaron independientemente en la conversión del tractor en un arma de guerra. El primer vehículo inglés fue obra del teniente coronel Ernest Swinton y, con la aprobación entusiasta de Winston Churchill, entonces miembro del Comité de Defensa Imperial, empezó a construirse en febrero de 1916. El 15 de setiembre de este año 50 de estos ingenios blindados tomaron parte en la batalla del Somme. Su empleo en masa no se llevó a cabo hasta agosto de 1918, en que 400 carros británicos participaron en un ataque por sorpresa.
El primer carro de combate inglés tenía un peso aproximado de 28 t, 7,90 m de longitud, un armamento consistente en un cañón de 75 mm o varias ametralladoras y una velocidad que no pasaba de 7 km/h. El carro francés que operó con más éxito en la I Guerra Mundial fue el Renault, vehículo ligero de 6,5 t armado con dos ametralladoras o un pequeño cañón. Los alemanes empezaron a construir carros de combate a finales del año 1917, copiando los modelos de los capturados al enemigo.
A raíz de la I Guerra Mundial se prestó gran atención a los carros ligeros de 8 o 9 t, sin olvidar los pesados de hasta 15 t. A título de experimentación se llegaron a construir algunos de 70 toneladas.
En la II Guerra Mundial, el carro contribuyó decisivamente a las primeras victorias relámpago .alemanas. Con un terreno ideal para la guerra de carros como el del N de Europa y unos contingentes muy superiores a los de sus enemigos, el Ejército alemán utilizó estos ingenios desde los primeros días de la guerra. Los carros alemanes mantuvieron su superioridad hasta la campaña de África. Si los norteamericanos tenían menos potencia de fuego y blindaje, les superaban en movilidad, capacidad de maniobra y seguridad.
El carro medio americano más empleado fue el Sherman, de 30 t; los primitivos modelos iban armados de un cañón de 75 mm instalado en una torreta giratoria accionada por un motor, con un ángulo de desviación de 360°. Los modelos posteriores fueron más pesados e iban dotados de un cañón de 76 mm de gran velocidad de tiro. Aunque su armamento resultaba inferior, los americanos fabricaron estos carros en tan gran escala queTograron dominar a los alemanes por superioridad numérica. En los últimos meses de la guerra entró en servicio el M26 Pershing de 43 t de peso y un cañón de 90 mm de calibre. Los primeros carros ligeros americanos llevaban un cañón de 37 mm y ametralladoras; ya casi al final de la guerra, se utilizó el M24 con cañón de 75 mm. Los norteamericanos construyeron también otros modelos rápidos, de débil blindaje y armamento potente, como destructores de carros y otros anfibios para la guerra del Pacífico.
Los ingleses construyeron los modelos Churchill, Crusader, Cromwell, Challenger y Comet; sus unidades dispusieron, además, de los Sherman, con un cañón especial de 76,2 mm. Los carros alemanes, en especial los últimos modelos, armados con cañones de 88 mm, aunque superiores en potencia de fuego y blindaje, carecían de las propiedades mecánicas de los ingleses y americanos.
El perfeccionamiento de las armas contracarro obligó a estudiar y construir tipos de carros más potentes, con armamento de más calibre y blindajes más gruesos. (El Mark IV, que Rommel empleó en África en 1942, tenía un peso de 22 t; y el Mark, VI Tigre, que entró en servicio hacia finales de la guerra, pesaba 67 t). El arma contracarro más sobresaliente fue el Bazooka.
El carro ruso T34, considerado el mejor de todos los empleados en la II Guerra Mundial, tenía un peso 32 t, bajo perfil y un cañón de 76 milímetros.
Después de la guerra los rusos pusieron en servicio el T44, carro de 36 t con un cañón de 85 o 100 mm, y el mastodóntico José Stalin III, de 57 t de peso y un cañón de 122 milímetros.
Estados Unidos descuidó la producción de carros en la posguerra. El Sherman fue sustituido en cierto modo por el M47 Patton (un Pershing perfeccionado), de 48 t y cañón de 90 mm. En 1951 los norteamericanos anunciaron la producción de un nuevo modelo ligero, el T41 Walker Bulldog, de 26 t de peso y un cañón de 76 mm, y del pesado T43, de 50 t y un cañón de 120 mm. Entre otros modelos de la posguerra cabe citar el inglés de 50 t Centurión y el francés, también de 50 t, Hotchkiss. Véase Estrategia y táctica; Acorazadas, Unidades.
