Peces realmente migradores que pasan la mayor parte de su vida en las aguas dulces y vuelven al mar para reproducirse. Ejemplo clásico de esta tipo de migraciones es el de la anguila. Las hembras se mantienen hasta la madurez en los ríos o en los lagos accesibles, lejos del mar. Después de veinte años, o de mucho menos si tienen abundante alimento, maduran y emprenden su viaje río abajo hacia el mar, donde desovan. Este viaje es llamado migración catadrómica y empieza en otoño. Las anguilas desovan, al parecer, en una área situada al E de la Corriente del Golfo, al N de las Indias Occidentales y al S de las Bermudas. Las larvas son malas nadadoras y van a la deriva durante bastante tiempo. No obstante, van poco a poco acercándose a tierra en lento viaje que dura cosa de un año. Las larvas son transparentes y acintadas. Pasan el resto del invierno en las bahías y estuarios y en la primavera siguiente se transforman adquiriendo la pigmentación característica y redondeando el cuerpo. Los machos se quedan en las aguas salobres, pero la mayoría de las hembras prosiguen el ciclo migratorio, entrando en las aguas dulces y remontando los ríos accesibles hasta su fuente. Otros migradores catadrómicos son ciertas especies de gobios y una especie de la zona templada del hemisferio Sur, parecida al lucio y perteneciente al género Galaxias, que habita en Sudamérica, Africa, Australia y Nueva Zelanda.