Los catálogos de estrellas son compilaciones que han permitido a la humanidad entender y clasificar el firmamento.
Los antiguos griegos, como Eudoxo de Cnido, fueron pioneros en este esfuerzo, creando listas de constelaciones y describiendo la esfera celeste.
Su trabajo fue posteriormente ampliado por Hiparco, quien combinó observaciones con descripciones previas, estableciendo un catálogo que incluía las posiciones de más de mil estrellas, sentando las bases de la astronomía moderna.
catálogos de estrellas (historia)
Los primeros intentos de compilación sistemática de datos acerca del firmamento fueron hechos por los antiguos griegos. En el siglo iv a. de J.C. Eudoxo de Cnido, que había viajado y estudiado Astronomía en Egipto, publicó una descripción exacta de la esfera del firmamento. Hizo una lista de 45 constelaciones: 20 en el hemisferio septentrional (fuera del Zodiaco), 13 en el Zodiaco (considerando los Pléyades separadas del resto de la constelación de Tauro) y 12 en el hemisferio austral. La obra original de Eudoxo ya no existe, pero el poeta clásico Arato de Alejandría la transcribió en verso el año 270 a. de J.C. Desde entonces, este poema, el Phenomena, ha servido de fuente para fijar la nomenclatura de las constelaciones.
Posteriormente, Hiparco, fundador de la Astronomía moderna, combinó la descripción de Arato con sus propias observaciones para preparar un catálogo que contendría las posiciones de 1080 estrellas. De éstas, 914 formaban las constelaciones clásicas; las restantes no pertenecían a un grupo definido. La obra de Hiparco fue incluida en el siglo ii en la del gran astrónomo y geógrafo alejandrino Tolomeo. Los mapas de Tolomeo comprendían 48 constelaciones reconocidas en su época y las primeras magnitudes exactas (índice numérico de luminosidad) de las estrellas, deducidas de observaciones efectuadas (v. Magnitud). Este mapa y el libro que le acompañaba, llamado corrientemente Almagesto, sirvieron de base a todos los trabajos semejantes posteriores. No se hicieron correcciones importantes hasta cerca de mil años después, en que el astrónomo árabe Ulug-Beg (1420) publicó una esfera revisada y basada en la traducción que Al Sûfi hiciera cinco siglos antes.