Captura de animales salvajes y aves por medio de ciertos artificios. En algunos casos se atrae con reclamo a los animales hasta hoyos o cercados (generalmente de mimbre, alambre o red con entrada en forma de túnel), de los que no puede escapar fácilmente la presa. Ejemplos de esta clase de trampas son las nasas langosteras, chiqueros, garlitos, buitrones, cestas de cierre deslizante y rotatorias. En otras trampas se colocan cebos dispuestos de forma que la misma presa cierra la trampa al mover el cebo. Algunos se abren por la presión de un muelle y se mantienen en posición mediante un enganche o gatillo ajustado a la trampa. Una presión sobre el enganche suelta el gatillo y las mordazas se cierran sobre la pata u otra parte del animal, al que con frecuencia producen muerte instantánea. Las trampas para osos se encadenan generalmente a un fuerte poste que, aunque sea arrastrado por el animal, deja un rastro fácilmente visible.
Una especie de garito, utilizado muy frecuentemente y de modos muy diversos, es un mecanismo consistente en un pesado leño o leños cargados de piedras que al caer sobre el animal, lo atrapan e incluso lo aplastan. Para soltar el peso se emplea corrientemente el llamado número cuatro, compuesto de tres estaquillas entalladas y ajustadas entre sí que forman ese número; el cebo va sujeto a la estaquilla horizontal.
Las trampas de lazo son muy utilizadas entre los tramperos canadienses para la captura de linces; se hacen con cordeles expresamente fabricados para este propósito. Se construye un enrejado de estacas y cascotes con una abertura en la que se extiende el lazo. El otro extremo del cordel va sujeto a una larga pértiga que, al enredarse en la maleza, impide la fuga del animal. Otras veces se prepara un nudo corredizo alrededor de la puerta y el otro extremo se sujeta a una rama flexible doblada para actuar como resorte. Cuando se libera el seguro de la trampa, el nudo se tensa alrededor del cuello de la presa, la alza del suelo y la estrangula.