La cecidomia es un género de insectos dípteros perteneciente a la familia de los cecidómidos, conocidos popularmente como «mosquitos de las agallas».
Estos insectos se caracterizan por su cuerpo y alas cubiertos de pelo largo.
Las larvas de algunas especies son responsables de la formación de agallas en las plantas, mientras que otras pueden causar daños significativos, generando pérdidas económicas considerables en cultivos.
Género de insectos dípteros de la familia de los cecidómidos, llamados vulgarmente «mosquitos de las agallas». Su cuerpo y alas aparecen cubiertos de pelo relativamente largo. Las larvas de algunas especies provocan la formación de Agallas en las plantas. Las de otras son tan destructoras que su presencia supone grandes pérdidas económicas.
La Rhabdophaga strobiloides pone sus huevos en los brotes del sauce al llegar la primavera. La larva da origen al desarrollo de una agalla semejante a una piña, en cuyo interior se alimenta durante el verano y el invierno para salir transformada en adulto en la primavera siguiente. La hembra de otra especie de la familia (Cecidomyia albovittata), acude a la misma agalla para depositar los huevos entre sus escamas sin daño para su inquilino. El trébol encuentra dos enemigos en la Dasyneura trifolii, que destruye las hojas de la planta, y la D. leguminicola, cuya larva destruye la semilla. La Phytophaga destructor provoca la ruptura del tallo del trigo, centeno y cebada y la disminución del número de sus granos. La Thecodiplosis mosellaría arruina las cosechas de trigo. De sus huevos depositados en la flor salen las larvas, que se nutren del polen y las semillas.
Los huevos de la mosca de la pera (Contarina pyrivora), depositados en los capullos del peral, producen larvas que devoran la fruta. Los huevos de ciertas especies pertenecientes al género Miastor se desarrollan por partenogénesis (óvulos sin fecundar) y dan origen a proles que frecuentemente devoran a sus madres. Pero más extraordinario es el fenómeno de pedogénesis descubierto por el ruso Wagner en estos insectos. En virtud de él las larvas producen en su interior otras que consumen sus tejidos y salen para producir nuevas series de larvas, que sufren la misma suerte hasta que, al cabo de cierto tiempo, una se convierte en ninfa y da origen al insecto perfecto.